KATY LÓPEZ
Hubo una época cuando la frontera fue la cancha y dos países fueron escenario de un mismo partido. A finales de los 70 comenzó un peculiar duelo de voleibol entre las autoridades migratorias de Estados Unidos y México, donde la reja que marcaba los límites territoriales era la red y cada país tenía un lado en el escenario de competencia.
Naco fue la cede; una ciudad que se encuentra tanto en México, como en Estados Unidos, en medio de los estados de Sonora y de Arizona y la maya de alambre y púas fue la “red” improvisada por donde cruzaba el balón en la lucha punto a punto, set a set.

Un equipo era dirigido por el Presidente Municipal del Naco mexicano y el otro por el Sherif del Naco estadounidense. El deporte fue la razón para construir un momento de unión en lo que se creía separado.
Sixto de la Peña, fue parte de los promotores de un encuentro que se volvió tradición y que vio su primer duelo el 10 de mayo de 1979, con iniciativa suya, de Manuel Bravo Solórzano y José Luis Guerrero.
“Entonces entablamos pláticas con algunos amigos que fungían como autoridades de ambos lados de la frontera porque se nos ocurrió realizar un juego de voleibol con la cerca fronteriza como cancha”, relata Sixto de la Peña.

En ese primer encuentro, por Naco, Arizona compitieron autoridades como: Frank Fennell, Administrador de la Aduana de EUA; Jimmy Johnson, Sheriff de Bisbee, Arizona; además del Mayor de Bisbbe. Por Naco, Sonora jugaron: Manuel Bravo Solórzano, entonces presidente municipal de la entidad; José Luis Guerrero Bobadilla y el Dr. Luis Antonio Romo Mitre, (ambos ex presidentes municipales de Naco); el Ing. Bacaparra administrador de la Aduana de México; Francisco Javier Aldana, presidente municipal de Nacozari; el Comandante Salomón, con el Dr. Sixto de Jesús de la Peña Cortés, quien fungía entonces como Director del Centro de Salud de Naco, Agua Prieta y Sonora; éste último comparte un curioso recuerdo:
El juego comenzó a las 3:00 de la tarde. El equipo que perdiera dos de tres partidos ponía una carne asada y bebidas “espirituosas” al ganador en su territorio, pero esa primera ocasión fue bastante desastrosa por cierto, porque de inmediato ¡se nos poncharon seis balones que traían los americanos y otros dos de los mexicanos! Todo por las púas de la antigua alambrada”
Pero el encuentro no sería fortuito y la experiencia de la primera edición permitiría darle nuevas logísticas y un nuevo nombre al encuentro: Wallyball, inspirado en el voleibol y en la palabra en inglés «wall» (pared o muro, en honor a la franja divisoria entre ambos países).
“Al siguiente año, nos preparamos mejor: pusimos unos trozos de cuero sobre las púas de alambre para que no se poncharan los balones…pero entonces pasó una cosa muy curiosa: en el voleibol al acabar un set, los equipos cambian de cancha y esa vez, en el cambio de cancha, el mismo administrador de la Aduana de Naco, Arizona fue el que trozó los alambres con unas pinzas para poder pasarse “al otro lado”, ja ja ja ¿¡se imagina!?”, agregó aún asombrado el que también fue jugador de los primeros encuentros.
Pero el gusto no sería eterno. A mediados de los 80 Estados Unidos comenzó una serie de estrategias fronterizas que impidieron los encuentros deportivos. “Se suspendieron los juegos y posteriormente pusieron una enclenque barda de lámina; luego la sustituyeron por unas láminas enormes que trajeron de Kuwait…unas que usaron en la Guerra del Golfo Pérsico”, agregó el Doctor Sixto.
La creación formal del muro fronterizo comenzó en los 90, bajo los gobiernos de George H. Bush y Bill Clinton. La muralla incluyó vallas peatonales, vigas o barreras. Ahora hay más de 450 torres de vigilancia.
A pesar de las hostilidades hechas muralla, en el año 2000 se reanudaron los encuentros al oeste de Naco, en un área nombrada OS Neutral. “Allí en ese tramo se quitó la línea y se hizo un gran campo que estaba vigilado por la Border Patron y el Grupo Beta; a pesar de la vigilancia, era una gran fiesta que se hizo hasta el 2007…y no pierdo las esperanzas de continuar con esa bella costumbre”, agregó el protagonista de los inicios de esta historia y quien es también cronista de Sonora.
Si bien, la esperanza es la última luz que se sofoca, el renacer de este duelo transfronterizo parece más lejano que hace 20 años; no solo por la construcción de una pared más alta y reforzada, también ahora que Estados Unidos busca más estrategias para endurece sus prácticas contra la inmigración como la deportación o el continuo discurso de odio de Donald Trump con el que ha creado los muros intangibles del prejuicio y la separación.
Pero, aunque en las ciudades de Naco no ha sido posible reanudar los encuentros, en la frontera entre Tijuana, México y San Diego, Estados Unidos, se realizan partidos de wallyball de playa, cada mes de abril y la alta barrera tubular de esa zona es la cancha por donde el único que no necesita pasaporte o visa para cruzar de lado a lado es el balón.
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