Relatos 'off the record'

El hermoso camino hacia la muerte

KATY LÓPEZ

¿Qué se sentirá morir? Muchos temen a la muerte. Tal vez es miedo al preludio: a que sea prolongado y doloroso, o rápido sin oportunidad de reaccionar ni despedirse. Después de eso, para mí la muerte debe ser un proceso muy hermoso.

Hay documentados ‘encuentros con la muerte’: personas que perciben luz, paz, voces. No me ha pasado, pero en 2011 tuve una experiencia análoga…o más bien, una epifanía sobre la muerte.

En la primera semana de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, trabajé como reportera, pero en la segunda semana fui Voz Técnica de Atletismo, en las 47 disciplinas que entonces comprendía el programa. Pasaba 10 horas por día en el estadio (hoy casa de los Charros de Jalisco), que corrían como agua entre las manos, al narrar lucha, esfuerzo, glorias y decepciones en pista y campo…aunque por ello me perdí la cobertura de otras competencias.

El día de la Ceremonia de Clausura de los Juegos, invitaron a los jueces al evento y al ser mi labor de ese equipo, claro que fui. Comenzaba uno de esos intensos ocasos otoñales que tiene octubre cuando subimos al autobús. Llegamos a la Villa Panamericana, donde vivían los atletas de todos los países. Bajamos y entramos al complejo habitacional…cosa que me parecía tan extraña, pero decidí guiarme por la curiosidad. Desde dentro de la villa, caminamos hacia el Estadio…y yo no entendía nada.

Eran dos kilómetros a pie y poco a poco vi a más jueces de más deportes, así en cada cierto tiempo, se integraban más personas de más países, pero una entre ellas me encontró a mi: el doctor Héctor Aguilar, que atendía a seleccionados nacionales. “¿Tú qué haces aquí?», me dijo. «Estás bien lejos, ¡ven con los de México!”, continuó y sin que respondiese…ni entendiese tampoco, tuvo a bien tomarme del brazo y juntos alcanzamos a ‘los de México’: ¡ERAN TODOS LOS DEPORTISTAS, ENTRENADORES, FISIATRAS Y DOCTORES QUE NO HABÍA VISTO EN COMPETENCIAS! Saludé a todos: Paola Longoria, Patrick Loliger, Iván Bautista, Rocío Guillén o Manuel Cortina.

Allí empezaron mis delirios sobre la muerte, porque uno recuerda y añora mucho a los seres queridos que pierde y los momentos que se van con ellos; pero tan pronto inicia este proceso de morirse, ellos llegarán a tu encuentro.

En la ‘Divina Comedia’ Dante tuvo a Virgilio y a Beatriz, y yo, en mi breve intento de comedia divina, también tuve a mi acompañante: Manuel Cortina. Competía en canotaje. Vivía sus terceros Panamericanos y ya conocía bien este momento. Manuel debió verme tan desprovista de idea alguna, que se dedicó a calmar mis nervios, a acompañarme en el camino e incluso a arroparme, pues yo llevaba una sudadera púrpura, muy desentonada con el blanco uniforme de la Delegación Mexicana, así que me prestó su rompevientos talla XG para no desentonar.

Cuando vi el Estadio ya tan cerca fue en el instante en el que caí en cuenta de lo que estaba sucediendo. “¡VÁLGAME SAN CRISTÓBAL, PATRONO DE LOS CAMINANTES!  ¡¡ESTAMOS DESFILANDOOOO!!”. Hasta ese momento supe que después de la Delegación del país sede, los jueces desfilan en la clausura…o al menos ese fue el cariñoso detalle que el Comité Organizador de Guadalajara 2011 guardó para jueces y árbitros.

Definitivamente no quería hacerlo, estaba demasiado nerviosa, asombrada y muy desencanchada: como periodista, lo mío era atestiguar, no protagonizar, pero no podía dar ni un paso atrás….y pasa un poco así con la muerte también, ¿no? La verdad es que no siempre estás «que te mueres por morirte».

Así, llegamos a ese famoso momento: ‘El Túnel’. Ese pequeño tramo es casi más que un trazo constructivo, un ritual en el que atraviesas de un proceso al otro, porque si bien conecta el exterior con el interior de un estadio, es también el punto donde inician cosas asombrosas. Me hablaron mucho de él, pero lo que viví allí, es creo el hermoso camino hacia la muerte: Todo es oscuridad, pero ya no tienes miedo, más bien estás emocionado. ¡Sabes que eres parte de un mar de almas bajo la misma experiencia, el mismo pulso y casi por inercia, un continuo avance! Escuchas chiflidos, aplausos, porras, gritos, tu piel se eriza y haces un involuntario y profundo respiro, para soltar todo tu aliento y gritar también con todos ¡aunque no conozcas a nadie! Quieres reír y dejar que la marea de emociones te guíe.

Sólo quieres que tu voz, todas tus emociones y sentidos se unan al oleaje efusivo que te empuja y entonces, pasa lo que cuentan de la muerte: hay una luz al final del túnel y llegas a un camino lleno de brillo y alegría. Avanzas lento, pero sientes los fuertes latidos de tu corazón ¡sí! Como si fueran los últimos y hasta sonríes con gratitud por cada sístole, por cada diástole, por cada respiro.

Así me sentía en mi ‘trajín mortuorio’, que era también la despedida de esos Juegos Panamericanos.


Lo qué pasó después no se vivió en los Olímpicos de Beijing 2008 ni Londres 2012: en Guadalajara 2011, México era sede, los asistentes que estaban sentados en las butacas del Estadio Akron esperaban a México y así, cuando llegó el contingente anfitrión -con esta infiltrada involuntaria que suscribe- los aplausos, la alegría, la locura del encuentro y los gritos, eran todos para ellos. Una bienvenida eufórica de muchos papás, hermanos y amigos que querían ver a ese: su hijo, hermano o amigo que por años entrenó para representar a México y después de hacerlo, lo recibirían muy orgullosos allí.

Puede ser duro recordarlo así. En especial porque casi siete meses después, el 8 de mayo de 2012, partió una de las mujeres más importantes de mi vida: mi abuelita Elvira. De ella heredé el gusto por escribir –que no la calidad, ella era asombrosa– y si hay cosas buenas en mi corazón, es porque muchas las sembró ella…y aún hoy florecen.

Mi abuelita sabía que mi sueño era vivir unos Olímpicos. Tras 12 años de cubrir Deporte Amateur, fui a Londres 2012 y llevé algunos de sus escritos y una postal que me escribió conmigo, las traje siempre en mi mochila, en cada cobertura; antes de dormir, leía para no estrañarla más.

En la clausura de los Juegos británicos, cuando Ed Sheeran, Nick Mason, Mike Rutherford y Richard Jones interpretaron el cover de Pink Floyd ‘Wish you were here’, lloré y la recordé muchísimo; fue como si todo el tiempo, en toda la cobertura, hubiera estado a mi lado.

Ya no podré llevarle lo que siempre me pedía, lo que más le gustaba: fotos y el relato de cada aventura; pero en la clausura de Guadalajara 2011 viví una experiencia mágica que sí le conté antes de que ella partiera y me alegro porque así imagino el transitar de mi abuelita hacia su bienvenida, en la otra brillante, feliz y hermosa vida, al otro extremo de la luz al final del túnel.