REPORTAJES

Pierre de Coubertin: Creador de un evento glorioso, en medio de una vida trágica.

KATY LÓPEZ

El Barón Pierre de Coubertin dejó en herencia a la humanidad los Juegos Olímpicos, el evento deportivo más trascendente del mundo y que ahora convoca a más de 10 mil deportistas de más de 200 países; pero, para ver el nacimiento de la justa, el francés vivió el desdén y la crítica de la sociedad europea que le juzgaba por preocuparse demasiado por algo «tan irrelevante» como el deporte. En medio del prejuicio, Coubertin no desistió hasta ver la realización de la justa, aunque ello le costara invertir todos sus recursos financieros y morir en la pobreza y a la vez, lidiar con diversas tragedias personales.


CHARLES PIERRE FRÉDY DE COUBERTIN

Nacimiento: 1 de enero de 1863. París, Francia

Deceso: 2 de septiembre de 1937. Ginebra, Suiza

Principal impulsor de la creación de los Juegos Olímpicos de la Era Moderno. Creador del Pentatlón Moderno. 2º presidente del Comité Olímpico Internacional 


La llegada de un visionario

El 1 de enero de 1863 nació en París, Francia Charles Pierre Frédy de Coubertin. Pese a descender de una familia con 500 años de historia nobiliaria, el humanista padeció una vida de duras adversidades. Muchos lo juzgaron como un hombre ocioso por pensar en el deporte como factor de cambio social pero, hoy el mundo agradece su legado, al encausar algo más grande que la competencia, pues por medio del deporte promovió valores que enriquecen a la humanidad.

Después de su educación básica, en 1884 entró a la Escuela de Derecho pero un año después renunció, pues su mayor deseo era reformar el sistema educativo francés, al observar que el británico tenía un elemento especial: el deporte un recurso que agregó el educador Thomas Arnold (quien es considerado el creador del rugby). Coubertin estudió con el británico y se adecuó a los valores de la cultura física.


DATO CURIOSO

En Inglaterra, Coubertin jugó Rugby 15. No consideró incluirLO En el programa de los Olímpicos modernos pero este deporte se realizó en los Juegos etre 1900 y 1942. ahora, el Rugby 7 es parte de la justa desde río 2016.

Coubertin regresó a Francia y promovió torneos interestatales de futbol escolar y poco después contribuyó a fundar el club de futbol más antiguo del país: el Racing Club, del que fue directivo. En 1888 creó un comité responsable de impartir educación física en las escuelas…aunque casi en su totalidad lo operó él mismo, con un poco de apoyo público.


CONVENCIDO. Por un año estudió Derecho, pero lo dejó para dar prioridad a la creación de un proceso academico que incluyera el deporte como prioridad.

Conoció los sistemas educativos de Estados Unidos y Canadá; luego supo que en Inglaterra, William Penny Brookes organizó un evento deportivo llamado Munch Wenlock Olympian Games’. Inspirado en ellos y en los recientes descubrimientos arqueológicos en Olimpia, entre 1885 y 1882, Coubertin se obsesionó por revivir los Juegos Olímpicos como un festival internacional.

En noviembre de 1892 organizó una conferencia en La Universidad de Sorbona y convocó a la comunidad francesa a traer de vuelta la justa, con estas palabras.

Permítanos traer remeros, corredores, esgrimistas. ¡Es el libre tratado del futuro! El día en que se introduzca dentro de los muros de la vieja Europa la causa de la paz, habrá recibido una nueva y poderosa estancia (…) Ayudéis para que, en una base adecuada, en las condiciones de la vida moderna, tengamos la grandiosa y saludable tarea de restaurar los Juegos Olímpicos”


Persistencia olímpica

Aunque su propuesta no encontró seguidores, el Barón no se rindió. Dos años después invitó a más países a la misma aula de La Sorbona y entonces quedó lista la fecha y la sede de los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna: 1896, en Atenas, Grecia. En esa segunda cita también se creó el Comité Olímpico Internacional (COI) y Coubertin nombró al primer presidente del organismo al griego Demetrios Vikelas.


CURIOSIDADES. Aquí algunos datos especiales del humanista francés.

Coubertin tomó la presidencia del COI para 1896 y lo dirigió por 29 años. No contó con apoyo hasta 1921 que nació su Comité Ejecutivo. Además, por décadas destinó su fortuna a mantener con vida el sueño olímpico y al final de sus años pasó graves apuros económicos y después de morir también los padeció su viuda Marie Rothan.


INNOVADOR. Aunque pocos comprendían su obsesión con los Juegos Olímpicos, hoy son el evento deportivo más importante del mundo.

Los últimos Juegos a los que asistió de manera presencial fueron los de Paris 1924 y para Berlín 1936, con Adolfo Hitler como anfitrión de los Juegos Olímpicos, el Barón mandó lo que entonces se consideró un rasgo de modernidad: un mensaje en audio para la comunidad olímpica, donde quedó plasmada una de sus frases más icónicas:

Lo más importante en los Juegos Olímpicos no es ganar, sino ser parte de ellos. Justo como es en la vida: el logro no es la conquista, sino vivir en una lucha honesta”.


Coubertin no permitía competir a mujeres.

En 1925, hasta que Coubertin se retiró de la presidencia del COI, se permitió la participación de mujeres en los Juegos Olímpicos; quizá esta fue una de las decisiones que más se le juzgan hoy en día, pero en la época en la que Coubertin vivía -y procediendo de la nobleza de Francia- sus ideas mantenían tintes conservadores sobre a ver las mujeres entre esfuerzos y sudor.

Además, en los registros arqueológicos de la Antigua Grecia que se tenían hasta entonces, solo se conocía la existencia de los Juegos Olímpicos, un evento creado desde el año 776 a.C. para honrar al dios Zeus y donde solo competían hombres.

Sin embargo, ahora hay registros de los Juegos Heros, donde competían mujeres griegas para honrar a la diosa Hera. Hoy también se sabe que las mujeres sí podían asistir como espectadoras a los Juegos Olímpicos, con el único requisito de ser solteras (no se permitía entradar a casadas o viudas).

En el año 393 d.C., el emperador romano Teodosio consideró estas justas como fiestas paganas, por más de mil 300 años quedaron en el olvido y para cuando Coubertin conoció el evento, había algunos huecos en la información que limitaban a la mujer en la vida olímpica.

Detrás del Olimpismo, la tragedia.

Fuera del movimiento olímpico, Coubertin pasó amargos momentos. Quienes le conocieron refieren que su «obsesión olímpica» era quizás un medio de desahogo o de evadir su dura realidad.


PRECURSOR. En su juventud practicó deportes como el rugby y el futbol.

Si bien amaba a su esposa Marie Rothan, juntos padecieron la perdida de su primer hijo Jacques, por exponerle al sol demasiado tiempo, lo que causó severos daños cerebrales. Su hija Renée sufrió desordenes emocionales y nunca se casó.

El matrimonio se sentía culpable por el destino de su descendencia y adoptaron a sus sobrinos, pero ambos fueron asesinados en la I Guerra Mundial.

Entre tanto, el francés se convirtió en un «influencer» y «creador de contenido» de su época, para difundir en Europa la importancia de los Juegos Olímpicos. Tras realizar investigaciones que detalló en distintos textos, pagó con sus recursos personales la impresión y distribución de esta información, con el único propósito de encontrar eco a sus sueños olímpicos.

El Barón Pierre de Coubertin perdió su riqueza financiera, consciente de que su meta en la vida era consolidar los Juegos Olímpicos, pero se fue con la fortuna de ubicar la justa en la agenda mundial. Entre sus últimas peticiones estuvo llevar el Movimiento Olímpico a todos los rincones del mundo.


México, precursor del Olimpismo en América.

México se convirtió en uno de los primeros embajadores del olimpismo en el mundo, pues cuando una Delegación Mexicana compitió de manera formal en los Juegos de París 1924, el Comité Olímpico Mexicano pidió al Comité Olímpico Internacional su aval para crear una justa similar, pero de menores dimensiones, al otro lado del mundo; así, el 4 de julio de 1924 se firmó el acta para apoyar el evento.

En ese mismo año se determinó que en 1926, México sería sede de los primeros Juegos Centroamericanos y del Caribe, la justa regional multideportiva más antigua del mundo y que conserva hasta ahora los mismos conceptos de competencia de los Juegos Olímpicos.

El corazón de Coubertin

Con una herencia a la humanidad edificada, el Barón Pierre de Cobertine murió a los 74 años de edad, mientras caminaba en un parque de Ginebra, Suiza en la tarde del 2 de septiembre de 1937.

Fue enterrado en el Cementerio Bois de Vaux en Lausana, Suiza, cerca de las actuales oficinas del Comité Olímpico Internacional, pero antes de morir, pidió que su corazón se extrajera de su cuerpo y se enterrara en el Estadio Olímpico de la antigua Olimpia en Grecia, pues dijo: “allí es donde mi corazón latirá por siempre”.


DATO CURIOSO

Un planeta descubierto por Nikolai Chernykh y etiquetado como 2,190 lleva el nombre del Barón pierre de Coubertin.

Si bien los Juegos Olímpicos son considerados la Fiesta de la Humanidad, son también el evento deportivo más rentable del mundo, al generar hoy en día miles de millones de dólares por conceptos como: patrocinios, venta de derechos de transmisión a las televisoras, venta de entradas y de souvenirs, además de la derrama económica que deja a la sede de la justa. Hoy los Juegos viven una condición financiera muy distinta a la que le tocó al Barón de Coubertin para ‘encender la llama olímpica’ en la Era Moderna.