En el periodismo -como pasa ya en la vida- lo urgente le gana a lo importante. La inmediatez y los espacios sólo permiten dar a conocer lo elemental, lo que responde «las seis preguntas básicas de la información»; ya saben, aquello del: «¿qué? ¿quién’ ¿cómo? ¿cuándo? ¿dónde? y ¿por qué?».
Se rezagan las experiencias más intensas y, con suerte, nuestras personas más cercanas se encarecen del brillo en nuestros ojos y nos escuchan para descubrir, a través de recuerdos ajenos, el verdadero sentido de aquel momento que nos tocó informar y con más gusto NOS TOCÓ VIVIR.
Una de esas experiencias la tuve hace unos años. Sólo lo había platicado con mi amiga Betty; decírselo me hizo pensar en cómo a veces nos negamos a ayudar aunque podamos, mientras otros que no pueden buscan, a toda costa, ser serviciales.
En noviembre de 2011, los deportistas que compitieron en los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos de Guadalajara, Jalisco, comieron con el Presidente Felipe Calderón en Los Pinos. El evento fue en los jardines de ‘La Hondonada’. Esa fue una de las primeras veces que el deporte convencional y el adaptado convivieron en el mismo espacio.
Los reporteros tomamos nota, grabamos, observamos y al terminar el evento, empezamos la segunda fase del trabajo: las entrevistas. Una hora se va en eso, quizá más. Al final, invitados especiales, deportistas y prensa salimos casi juntos del lugar.
‘La Hondonada’ es rodeada por caminos de adoquín; hay esculturas de los anteriores Presidentes de México y un logo grande con el Escudo Nacional que al pie dice ‘Los Pinos’. Esa ocasión, un entrenador propuso a algunos atletas del deporte adaptado que posaran allí para una foto y en la premura y el nervio, pidieron ayuda al primero que vieron pasar.
Varios caminábamos detrás y ahora que lo pienso, no entiendo ¿por qué le pedirían a Luis Fernando Zapién Rosas que tomara la foto? Luis es corredor de fondo, ha ganado oros continentales, oros mundiales, representó a México en Londres 2012…y es ciego, no débil visual, Zapién es totalmente ciego. Ironía. ¡Se burlaban de su suerte! Sí, como suelen hacer entre ellos mismos los deportistas paralímpicos.
Luis también se reía y accedió a tomar la foto. «Nomás me dicen pa’ donde están eh», pidió. Le entregaron la cámara y a tacto percibió el disparador. Todos se reían…nos reíamos, era una escena simpática pero rara: un ciego con una cámara profesional en mano, a punto de capturar una imagen, un recuerdo, que él mismo no podría percibir. Posaron en el Escudo y le gritaban: «¡Más a la derecha Zapién!» «¡Más arriba!» «¡Ándale! Allí». Parecían indicaciones de una fiesta infantil, a la hora de romper la piñata.
Después del ‘click’, el aplauso. «Órales Zapién ¡te quedó mejor que si yo la hubiera tomado!». Sorprendente…y simpático de nuevo, pero real. La foto era básica, pero buena: con buen enfoque, encuadre; nada de concurso, pero bien hecha. ¡Y sin ver!
En sus primeras misas, el Papa Francisco I dijo: «El poder más grande es el del servicio». Me llegó tarde la frase, pero temprano el ejemplo.
Pensé cómo esa disposición y bondad de Zapién, además de las risas, provocó una alta calidad del momento: Zapién no ve, pero le pidieron un favor y pese a su ceguera, accedió a hacerlo, el resultado: un bonito recuerdo, que trasciende, por mucho, la imagen misma.
Aprendí eso que no cabe en ningún medio. Hoy -tarde y con fortuna- lo comparto.
Feliz inicio de semana.
Gran experiencia. Hace muchos años leí acerca de Evgen Bavcar un fotógrafo eslovaco que practica el oficio, a pesar de ser ciego, desde sus dieciséis años. Te comparto un perfil http://www.letraslibres.com/revista/artes-y-medios/evgen-bavcar-fotografo-ciego y una galería http://flavorwire.com/241524/photo-gallery-the-work-of-blind-artist-evgen-bavcar. Saludos.
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