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El triunfo no sólo brilla en el podio

Si en una competencia ya están por llegar los tres primeros lugares ¿qué hacen los demás aun participando, si tienen casi garantizado que no obtendrán una medalla? Las palabras “éxito” y “triunfo” no siempre son sinónimos de “oro”; hay concepciones personales para definir el brillo de la victoria.

Esta es la historia del madrileño Jesus García Bragado, quien en Doha 2019 vivió su 13ª participación mundialista y, con 49 años de edad, terminó en un decoroso octavo sitio con 4 horas 11 minutos y 28 segundos. El hombre con el récord de participaciones en Juegos Olímpicos con siete (debutó en Barcelona 1992) y quien, hace diez años logró una hazaña asombrosa…hasta para él.

Era 2009, era Berlín, Alemania, era el Mundial de Atletismo y eran los 50 kilómetros de marcha atlética, cuando 47 andarines salieron de la Puerta de Brandemburgo, hacia el circuito de dos kilómetros, para conocer -casi cuatro horas después- a su nuevo Campeón Mundial.

La prueba empezó con más de 20 marchistas en el grupo puntero. Allí estaban: el italiano Campeón Olímpico Alex Schwazer; el ruso Campeón Mundial 2005 Sergey Kirdyapkin; o el australiano, doble medallista olímpico, Jared Tallen. Entre cambios de velocidad, algunos marchistas se apoderaban del liderato parcial, mientras otros, se rezagaban…entre ellos, el italiano Schwazer, que abandonó después del 20km.

Pero en competencia seguía Jesús Ángel García Bragado, que marchaba con sus, entonces, 39 años de edad a cuestas. ‘Chuso’ competía con el brillo de tres medallas mundiales, obtenidas en ‘viejas batallas’: oro en Stuttgart 1993, además de dos platas en Atenas 1997 y Edmonton 2001, pero en el Mundial anterior al de Berlín (Osaka 2007) fue descalificado y en esta nueva oportunidad, avanzaba entre los 15 primeros.

Habían pasado casi tres horas de competencia, los andarines ya acumulaban 40km, el clima era templado (22°C), pero la sofocante humedad del 73 por ciento en el ambiente jugaba con el rendimiento de los atletas. Los últimos marchistas ya eran alcanzados por los primeros sitios. Tallent era el líder de la prueba…mientras, con ritmo propio, Bragado estaba a lejanos 2 minutos con 30 segundos del australiano.

Pero ‘Chuso’ no iba pendiente de Tallent, sino de sus cronos. García Bragado logró la armonía entre hidratación, rendimiento y ritmo, para completar cada 5km a un paso constante, no superior a los 23 minutos (cuando habemos quienes ni siquiera corremos esa distancia en ese tiempo).

Los últimos 5km fueron de lo más ambiguo: el español rebasó a varios andarines quizá punteros, quizá rezagados ¿cómo saber? Lo importante era que logró el último de sus 10 objetivos parciales con su mejor tiempo: del 45k al 50km hizo 22.03 minutos. Pasó la meta solitario y detuvo su reloj. Curiosa sorpresa le prepararon el esfuerzo y el destino.

  • ¿¡En qué lugar he quedao’!? ¿¡En qué lugar he quedao’!? Nos preguntaba, antes de iniciar las entrevistas con los reporteros.
  • ¡Chuso! ¡Quedaste tercero! ¡Que has ganado el bronce!!

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Jesús Ángel tocó la meta en 3:41.37, tres segundos por debajo del tiempo con el que ganó oro, 16 años atrás; no buscaba la medalla, sino ese crono. No lo creía. Tocaría por cuarta vez un podio mundialista; ahora, acompañado por el ruso Kirdyapkin (3:38.35) y el noruego Trond Nymark (3:41.16).

En la competencia, Jesús iba más pendiente de sí mismo, de lograr cada pequeño objetivo, hasta completar la prueba, sin importar lo que hacían el resto de los marchistas. Con ese enfoque, pasó al líder momentáneo Tallent, en los últimos kilómetros, pero ese no era el reto, sino controlar sus parciales; sus máximos rivales fueron su cansancio y las amonestaciones, pues terminó con dos. Superó todo y la recompensa entonces sí conllevó el brillo de una presea. Nada mal para el hombre que además ha sido funcionario público en Cataluña.

Más asombroso resultó que años después le reajustaran el resultado: el ruso Kirdyapkin fue sancionado por dopaje; así, la plata quedó en las manos de García Bragado y el bronce pasó al polaco Grzegorz Sudol.

Los 50km de Berlín 2009 fueron profundamente significativos: explicaron por qué vale la pena seguir adelante en el camino de objetivos claros, sin detenerte. Para él y para todos los que compitieron hay una historia qué contar (incluso para el guatemalteco Luis Fernando García, quien fue el último en cruzar la Puerta de Brandemburgo, en el sitio 31. Su competencia fue un éxito ¿por qué? ¿¡Por qué si llegó más de 20 minutos después del primer lugar!? Hizo un tiempo de 4 horas 18 minutos y 13 segundos…y ese fue entonces el mejor registro de su temporada).

Por su puesto, entre las metas de un deportista de alto rendimiento está lograr un oro, pero el oro propiamente no es el objetivo principal, es la consecuencia de especializarse hasta alcanzar un dominio máximo del esfuerzo por encima del cansancio y el dolor; conforme incrementa la experiencia y la calidad de los resultados personales, las metas crecen; sin embargo, el día en que el brillo dorado de una medalla se convierte en obsesión, es cuando más lejana puede quedar la meta.

En 2020, García Bragado busca culminar una carrera histórica: vivir sus octavos y últimos Juegos Olímpico en Tokio 2020, entre retos, asombro y las sorpresas que resultan de la autoexigencia y el esfuerzo.

3 comentarios en “El triunfo no sólo brilla en el podio”

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