KATY LÓPEZ
Uno no valora las insignias nacionales, hasta que está fuera del país y las encuentra de repente en algún sitio. Nos dan identidad y pertenencia y hasta quien repudie al Estado Mexicano, defiende su Patria y cada elemento que la simboliza.
Entre quienes más pueden ver sus insignias en otros países, están los deportistas. Una especie de ‘embajadores’ que influyen en sus sociedades con sus resultados en el extranjero, que -de ascender al podio- ven ondear su Bandera, que cantan el Himno, que besan su uniforme, justo donde esté el Escudo Nacional.
Pero en aquel febrero de 2016 sucedió lo inédito: México estuvo, pero no existió en un evento deportivo. Los competidores disputaban plazas olímpicas en la Copa del Mundo de Clavados, pero la Federación Internacional de Natación impidió poner insignias nacionales en el evento; como uno de los castigos para ‘poner en evidencia a México’, tras la deuda que exigía la FINA, como multa al país por cancelar la realización de los Mundiales de Deportes Acuáticos de 2017.
Y sucedió lo esperado: que los mexicanos estarían en el podio. Rommel Pacheco ganó bronce en trampolín de 3 metros sincronizado con Jahir Ocampo y oro en 3m individual. Con él en el podio, lució la Bandera de la FINA y el Himno de esa Federación Interna se escuchó en el Complejo Acuático de Río de Janeiro.
Rommel no pudo usar el uniforme de México. Salió con una playera de Popeye y pese a la sanción, no había impedimento para que él, como Campeón de la Copa del Mundo, cantara su Himno Nacional. Así que lo hizo: Cantó, y muy fuerte. No titubeó, no murmuró las estrofas, ni lo cantó bajito, como solemos hacer en cualquier evento cívico que –penosamente– nos toque enfrentar, cuando volteamos a vernos unos a otros, para encontrar quién es el ridículo que canta el Himno en voz alta, mientras todos estamos, casi, rezándolo.
Esta vez, fue una situación más difícil, porque no valoramos las insignias hasta que hicieron falta. ¿Si la Bandera y el Himno Mexicanos hubieran estado allí, hablaríamos de Rommel hoy? ¡NO! Desafortunadamente no, porque en muchas ocasiones él y más atletas mexicanos suben a podios y no trascienden sus logros; porque tenemos la doble moral de “sufrir” porque no aparece nuestra Bandera en una Copa del Mundo de Clavados, pero cuando sí la vemos, no la respetamos, porque juzgamos que no se escuchó el Himno en la ceremonia de premiación de ese evento, pero cuando sí lo oímos, no lo entonamos.
Y mientras a los ciudadanos nos apena cantar el Himno a todo pulmón, los atletas despiertan diario con un motivo claro: Ganar por MÉXICO. Antes de entrenar, rinden honores a la Bandera Mexicana. En deportes como taekwondo, judo o lucha no hay entrenamiento que no inicie y culmine con ese breve pero significativo acto cívico. No hay un solo deportista, de cualquier disciplina, que no se emocione al recibir su primer uniforme como Seleccionado Nacional.
Lo que vivieron los clavadistas mexicanos en la Copa del Mundo sucedió de nuevo con las competidoras de natación artística, que tampoco tenían autorizado usar insignias nacionales en eventos FINA, por suerte, eso no sucedió en los Olímpicos de Riot2016..
Hablemos más de ellos, pero no por sus carencias, hablemos por sus resultados…y si un día hay que cantar el Himno, que sea como ellos: a todo pulmón.