Ganar una medalla es hermoso, pero si no eres grande sin ella, no lo serás con ella
KATYA LÓPEZ
Dos meses antes de los Juegos Olímpicos de Río 2016 se desdibujó el destello de una gran atleta. No rompió un récord, no subió al podio, ni estuvo en la final. El brillo emanó de una húngara con muy pocas probabilidades de ganar una medalla, pero quien se llevó el aplauso y la admiración de la comunidad mundial del bádminton.
Francia recibió el Campeonato Europeo del ‘deporte del gallito’, que fue selectivo a Río 2016. Los mejores jugadores del continente se presentaron en la competencia; entre ellos, claro, la española, Campeona Mundial, Carolina Marín, quien revalidó su título.
Sin tantos reflectores, también llegó la húngara Laura Sárosi, con la clara meta de obtener la plaza a Río 2016, y de lograrlo, buscaba romper con una sequía de 20 años sin ver a su país en el torneo olímpico de bádminton.
Pero antes de abundar en su historia, sólo dos datos muy son importantes:
- Este deporte asiático -que debutó en los Olímpicos de Barcelona ’92- se juega en una cancha de 13.40m de largo por 5.18m de ancho, para pruebas individuales, y 6.10m de ancho para los encuentros dobles, que a la mitad tiende una red a 1.55 metros de altura, para pasar un liviano gallito con una raqueta. Parece simple, pero ese gallito puede alcanzar golpes de 300 kilómetros por hora, en competencia.
- Aunque los jugadores sólo usan raquetas y gallitos, llevan grandes maletas a los torneos, pues, por regla, un jugador puede usar en el partido todo lo que lleve en la maleta, así que cargan con muchas raquetas, toallas o hidratantes.
Laura llegó a la ronda de 16vos de final. Enfrentaba a la alemana Karinne Schnaase. Perdió el primer set por 16-21, pero se recuperó en el siguiente y ganó 21-14. Un set más y el boleto olímpico sería suyo. A inicios del tercer y decisivo episodio, a la alemana Schnaase se le desprendió la suela del tenis y en esa gran maleta no llevó un par de calzado deportivo extra.
El encuentro pudo definirse en ese instante con la victoria a favor de Sárosi y cuando la expectativa era ver a la húngara caminar hacia el juez para pedirle que culminara el partido, Laura fue hasta su mochila, sacó el tenis izquierdo, se lo dio a la alemana y se reanudó el encuentro.
Laura perdió el set por 18-21; es decir, fue derrotada por 1-2 de Schnaase. La mirada de Sárosi se nubló y entre lágrimas vislumbraba cómo se alejaba su última oportunidad de llegar a unos Olímpicos.
Pero en agradecimiento, la Federación Alemana de Bádminton emitió una carta a su organismo Internacional y solicitó firmas para que a Laura Sárosi se le otorgara un ‘wild card’; es decir, una invitación, emitida directamente por el Comité Olímpico Internacional, para competir en Río 2016.
“Lo que ella hizo verdaderamente abraza la cultura y el espíritu olímpico, que en las dos últimas décadas ha sido enterrado a causa de la excesiva comercialización”, suscribe la solicitud, que sumó más de 5 mil firmas (aquí el link: https://community.avaaz.org/petitions/free-card-to-rio-2016-for-laura-sarosi )
La petición fue aceptada y Sárosi, con un par extra de zapatillas deportivas, con su espíritu de juego limpio y su solidaridad, estuveron en Río 2016. Laura jugó en el Grupo M ante la canadiense Michelle Li (tres veces Campeona Panamericana) y la india Sindhu Pusarla, quien al final ganó la plata olímpica. La húngara perdió sus dos duelos y no accedió a la siguiente ronda, pero la admiración estaba sobre sus hombros, mucho antes de competir.
Ganar una medalla es hermoso, pero si no eres grande sin ella, no lo serás con ella.
POSDATA MEXICANA
Un episodio muy similar vivió la esgrimista Pilar Roldán antes de combatir en la final de la prueba de florete en los Olímpicos de México 1968. Aunque la mexicana ya se encontraba en la Sala de Armas, lista para combatir en el pool final para definir a las medallistas, su última rival no llegaba al combate.
Aunque parecía inexplicable, el tráfico de la Ciudad de México era el causante de que la entonces soviética Yelena Novikova no apareciera en la pista y aunque por regla se pudo anunciar el triunfo de Pilar por ausencia de su oponente, la mexicana pidió a los jueces esperar hasta que llegara Novikova-Belova.
Al final, Yelena se quedó el oro por diferencia de un solo partido, el partido que le ganó a Pilar Roldán, que se llevó la plata; la húngara Ildikó Redjkö se colgó el bronce.
Sin embargo, años después Roldan sería reconocida por su gesto. En 1995 el Comité Internacional del Juego Limpio le entregó la medalla al Fair Play y fue entonces la primera persona de México condecorada con esta distinción.
La grandeza de esta chica va más allá de una medalla o de una participar en un evento mundial, ese tipo de valores debemos enseñar tanto padres como entrenadores a nuestros hijos que compiten en el alto rendimiento, juego limpio es sinónimo de atleta íntegro.
Jorge Rodrígo Rodríguez
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tu sabes cuando ganaste, aunque a los ojos de los demas se alla visto lo contrario.
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Aquí demuestra al mundo que lo importante no es ganar en la mesa, sino ganar o perder jugando.
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Eso es tener espíritu deportivo! Qué grande atleta!
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Qué bonito es aunque a veces no se ganen medallas 🙂
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