El camino de una periodista

¡Celebremos la vida!

Lucía Zamora, sobreviviente de Álvaro Obregón 286, cumple un añejo sueño: conocer al ex futbolista Alberto García Aspe

@Katilunga

Lucía Zamora y Beto García Aspe

En 36 horas bajo los escombros del edificio Álvaro Obregón 286 y la oscuridad de sus ruinas, Lucía Zamora batallaba con pensamientos recurrentes “¿Y si no nos encuentran?”, “¿Y si no salimos?”, se decía, hasta que eligió dominar las ideas y motivar su supervivencia. “Cuando salga, voy a abrazar muy fuerte a mi hermana”, “cuando salga, voy a deshacerme de esta ropa” y así regreso a su recuerdo un antiguo deseo: “cuando salga, voy por fin a conocer a Beto García Aspe”. Sí. Hizo de cada pensamiento una realidad, hasta hilvanar con todas ellas el inicio de una nueva vida.

Lucía llega puntual, 14:45 horas, al Restaurante Lucca, en el Pedregal de la CdMx. Domina las ansias por saber qué pasa, pero su sonrisa curiosa -esa con la que salió de las ruinas del colapsado inmueble- la delata. Mientras platica y toma un poco de limonada, una mano toca su hombro: sí, es Alberto García Aspe, el mismo que de pequeña la motivó a amar el futbol.

Se abrazan alegres, se presentan y entonces, Lucy le comparte cómo inició su pasión por el deporte. “Mi papá y yo veíamos juntos los partidos. Yo le quería ir a un equipo que no fuera el América, porque mi papá le iba a ese y lo divertido era ser rivales. Mi papá no vive ya, pero me da una nostalgia muy padre ver el futbol porque hace que conecte con las cosas que hacía con él cuando era niña”, comparte, mientras él pone toda su atención.

Así inicia un breve viaje en el tiempo:

–          Hubo una Final buenísima del Necaxa, que en la ida tú hiciste un golazo desde fuera del área y en la vuelta perdieron contra Santos ¿no? – recuerda emocionada.

–          Sí, fue la Final de Invierno del ’96, íbamos por el Tricampeonato.

–          Pues en la vuelta, estábamos en un restaurante y yo quería ver el partido, lo pusieron en la tele y ¡fue tremendo! Primero triste por los dos goles del Santos, luego feliz con el de Peláez y el de Luis, pero perdimos y toda la mesa acabó riéndose de mí. Yo lloraba y lloraba y ellos en la burla.- confiesa entre risas.

–          Esa etapa del Necaxa fue muy padre, siempre te has de haber burlado de tu papá porque le ganamos tres veces al América en esa época. De la final contra Santos, fue por un gol de cabeza de Borguetti que hizo en fuera de lugar y nos ganaron 4-3.

–          ¡Sí! Fue muy injusto, lo recuerdo muy bien ¡por eso lloraba yo tanto!

En la confianza de la plática, Lucy confesó que su filia por el balompié era más que un pasatiempo de domingo. “Entonces apilaban los periódicos en la cochera y me escondía para sacar la sección de deportes y buscaba las notas del Necaxa, recortaba todas y desde entonces las guardo. Mi tristeza fue cuando te fuiste al América y ¡no sabía qué hacer en la vida! Entonces mi papá me dijo ‘¿ya le vas a ir al América?’ y le contesté ‘¡pues si!’- se ríe- me dijeron villamelón, que no le era fiel a un equipo…y luego si lloré con el Necaxa, ¡imagínate con la Selección!”.

Lucy recuerda que, pese a burlas y colecciones secretas, se juró que un día conocería a García Aspe y le compartiría la colección de recortes, revistas y fotografías con los momentos de su vida futbolística.

Beto la escucha y sonríe al recordar. Lucía también le comparte el trajín de las 36 horas que esperó por ser salvada y entonces pasa de admiradora, a admirada. Él queda asombrado. “Fue un momento muy fuerte para todos, pero en tu caso, más, por concentrarte en salir adelante y ser paciente”.

“¡Sí! Para mí controlar mi mente era fundamental, creo mucho en el poder de la mente y de las palabras, si yo decía ‘no voy a salir’, así sería, pero me di cuenta de algo: no tenía nada ¡ninguna herida! Pensé ‘¡estoy sana y voy a salir de aquí!’ y así fue: salí caminando. Fueron horas de renacimiento y ahora estoy aprendiendo las lecciones de todo”.

Ambos compartieron una tarde de sorpresas, de experiencias y del recuerdo de hazañas mutuas. El mejor regalo cumplir un sueño, dar una sorpresa, crear una nueva amistad y celebrar la vida.

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