¡Hay tantos conceptos, tantas perspectivas para entender al deporte!
Algunos ven que lo único glorioso es la victoria; otros valoran la lucha, aunque no haya triunfo; hay quienes perciben especialmente los recursos tecnológicos, los elementos más sofisticados; o quienes aplauden las jugadas o movimientos más espectaculares; hasta habrá quienes encuentren importante ver el físico de los competidores. Ninguno es ‘el mejor’ ni ‘el peor’ concepto, son solo distintas formas de ver lo mismo.
Pero, habemos quienes encontramos como recurso más valioso la admiración: el poder conmovernos, ilusionarnos, inspirarnos a encontrar que quizás hay un poco de esa historia extraordinaria en nosotros mismos…o que al menos queremos acercarnos a ser un poco como esa persona admirable que descubrimos gracias al deporte.
No siempre será el ganador del Balón de Oro. El brillo de la admiración no solo es para un Campeón Mundial o un Campeón Olímpico; a veces puede venir de un niño que, sin entrenar, está dispuesto a rodar 70 kilometros, solo por probar sus límites.
El deporte es un idioma aparte y son miles de pulsos los que llegan desde toda edad, estrato socioeconómico, estructura física o color de piel a transitar sus caminos y, cuando menos lo creen, un día, el destello suyo inspira a miles.
Para algunos, la esencia del deporte está en mantener viva nuestra capacidad de asombro ante una historia que puede nacer en la vereda de un atleta famoso, como en la de un niño de primaria.
A 500 días de los Juegos Olímpicos de Paris 2024, México enfrenta el ciclo olímpico más turbulento de su historia… pese a ello ¿habrá medallas?
El terreno olímpico de México se encuentra en la condición más inestable, de su historia. A 500 días de los Juegos Olímpicos de Paris 2024, son diversas las incógnitas del desempeño de la Delegación Mexicana en la Ciudad Luz y el reloj inició una imparable cuenta regresiva en la que los resultados de los deportistas van mucho más allá de una preparación religiosa y su esfuerzo personal.
Diferencias ‘extra cancha’
En este ciclo olímpico por primera vez dos de los tres organismos deportivos más importantes de México son dirigidos por mujeres: la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) por la medallista olímpica en atletismo Ana Guevara y el Comité Olímpico Mexicano (COM) por la medallista mundial en clavados Marijose Alcalá; aunque este es un importante paso histórico para la administración deportiva femenil en México, las diferencias políticas e ideológicas de cada titular han decantado en esfuerzos independientes y no coincidentes por el mismo fin: ver el mejor desempeño de México en Juegos Olímpicos.
Marijose Alcalá y Ana Guevara.
Las mayores discrepancias estriban en su accionar ante las Federaciones Mexicanas de Natación, Atletismo y Ciclismo.
En el primer caso, su titular, Kiril Todorov, fue desconocido por World Aquatics (Federación Internacional de Deportes Acuáticos), decisión que apoyó el COM y por ello promueve la operación de una Comisión Estabilizadora; sin embargo, la Conade mantiene el apoyo a Kiril Todorov.
En el segundo caso: la Conade denunció a Antonio Lozano, por recibir dinero del gobierno para apoyar al atletismo mexicano, pero este a cambio entregó facturas falsas por más de 4.8 millones de pesos; al cometer peculado quedó inhabilitado para presidir el atletismo nacional y para recibir recursos públicos y a pesar de ello, el COM respalda a Lozano.
En ciclismo la Unión Ciclista Internacionaldesconoció a Edgardo Hernández como presidente de la Federación Mexicana de Ciclismo y Conade apoya el fallo, pero el COM se perfila por Edgardo.
A este escenario hay que agregarle una pieza: además de dirigir el COM, Marijose Alcala dirige la Comisión de Deporte en la Cámara de Diputados (legisla desde la bancada del Partido Verde Ecologista de México) y es ésta junta la que presenta la propuesta presupuestal de cada año a la Comisión de Hacienda.
¿Y los recursos?
Además de las diferencias en las rutas políticas que trazan, hay que agregar la situación presupuestal. En 2019, tras la cancelación de los fideicomisos públicos, se eliminó también el fideicomiso Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento (Fodepar) que, si bien tenía vicios corregibles, de él dependía la compra de material deportivo, pago de campamentos y competencias o pago de equipo multidisciplinario (entrenador, fisiatra, psicólogo).
Hoy, el recurso federal etiquetado para este fin no solo se redujo, además llega más lento a sus beneficiarios, pues a inicios del 2023 hay entrenadores que no habían recibido el pago de los últimos siete meses de trabajo del 2022.
Ello se suma al ‘freno de mano’ que ya padecía la administración deportiva federal, al tener recursos a cuenta gotas en deportes como: atletismo, boxeo, judo, lucha, natación o polo acuático. Pocas son las disciplinas que se sustentan de la Iniciativa Privada, como el basquetbol varonil, donde el empresario Carlos Lazo destinó recursos propios a la Selección Nacional que recién clasificó a la Copa del Mundo de la FIBA 2023.
La pandemia apresuró todo
La condición similar para todos en el mundo es la pausa por la pandemia de COVID-19, que desfasó la realización de eventos y encausó la reprogramación de los calendarios de rendimiento de los atletas, aunque retrasó los Olímpicos de Tokio 2020, al 2021, para 2023, el año preolímpico tendrá todas las justas con diferencia de meses: Juegos Centroamericanos y del Caribe (San Salvador, El Salvador); Juegos Panamericanos (Santiago de Chile, Chile), además de Campeonatos Mundiales en cada disciplina, que ofrecerán plazas olímpicas a Paris 2024.
¿Qué puede lograr México en Paris 2024?
Entre estas condiciones, Mexico avanza con ‘freno de mano’ hacia los Juegos Olímpicos y a pesar de ello, si hay oportunidad de subir al podio entre dos y cinco veces, pues en algunos deportes las condiciones administrativas, políticas y financieras fluyen con mayor agilidad, entre ellos destaca el taekwondo.
El taekwondo, que es el deporte que más recursos públicos recibió en el ciclo olímpico pasado, vio la caída más dolorosa de su historia pues en los Juegos de Tokio 2020 el país no subió ni una vez al podio en este deporte de combate, después de hacerlo de forma consecutiva desde los Juegos de Seúl 1988 (como deporte de exhibición) y ya después a partir de Sidney 2000 (cuando se incorporó al programa olímpico), hasta Río 2016.
Pese al descalabro, en el Campeonato Mundial de Taekwondo de Guadalajara 2022el anfitrión ganó seis medallas: tres oros con Daniela Souza (-49kg.), Leslie Soltero (-67kg.) y Carlos Sansores (+87kg.), además de una plata de César Rodríguez (-54kg.) y los bronce de Brandon Plaza (-58kg.) y Bryan Salazar (-87kg.). Los tres oros del taekwondo mexicano se lograron en divisiones donde nunca antes había triunfado México, por lo que esta nueva generación tiene perspectivas al podio de Paris 2024. (Recordemos que el taekwondo en Mundiales tiene ocho divisiones por rama y en Juegos Olímpicos se conjugan pesos para tener cuatro categorías para hombres y cuatro para mujeres).
Daniela Souza y su entrenador Abel Mendoza.
El tiro con Arco con la sonorense Alejandra Valencia y Luis ‘El Abuelo’ Álvarez, que ganaron bronce en la prueba mixta de Tokio 2020, al lado de la Subcampeona Olímpica Aida Roman (plata en Loneres 2012) comandan a una nueva generación entre arcos y flechas.
Mientras en atletismo, pese a los rasgos financieros y administrativos en su federación, el nivel de la marchista Alegna González, al ser 5ª en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, 4ª en la Copa del Mundo de Muscat 2022 y 7ª en los Mundiales de Oregon22 la perfilan para estar entre las ocho primeras de los 20km de marcha atlética.
Mientras en levantamiento de pesas, la Subcampeona Panamericana y medallista mundial Aremi Fuentes ganó bronce olímpico en Tokio 2020 y prácticamente a mil días de los Juegos de Paris 2024 ya estaba entrenando para regresar al podio en la división de -75kg.
En tanto los atletas sepan enfrentar la intrincada situación administrativa que viven los deportes acuáticos en México, en la disciplina de Clavados se mantienen las posibilidades, junto con el ciclismo mexicano que cierne sus mayores posibilidades en el velódromo; estos dos, al lado del deporte que inventó el Baron a Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos Modernos: el Pentatlón Moderno.
Si en Paris 2024 Mexico no ganase ni una medalla, se repetiría un hecho que el país no vive desde Ámsterdam 1928 y que solo ha sucedido dos veces, en la participación histórica de Mexico: primero justo en Paris 1924 y después en Ámsterdam 1928. Pero más allá del dato, el trago amargo podría a su paso dejar tanto mal sabor como fortalecimiento y sería la inflexión hacia la renovación (y en algunos casos la creación) de un modelo deportivo…y no, al decir esto no deseo que México se quede sin ganar medallas.
Es más difícil que México no toque ni un podio olímpico, a que sí lo haga y por ello, pese a las condiciones en que llega el deporte mexicano al cierre de este ciclo olímpico, si las medallas caen, sucederá algo a la vez tan bueno como malo; en lo bueno, se premia al esfuerzo del atleta y los lustros que dedicó a consumar su sueño; en lo malo, sobre sus logros se justifica la operatividad del ‘sistema’ del deporte, sin priorizar una necesidad de mejorarlo.
El húmedo aroma del bosque se entremezcla con la fría mañana y Martha ya acumuló más kilómetros en las piernas. Será la primera mujer ciega de México que corra el Maratón de Nueva York y se alista para hacer de lo inédito, algo extraordinario.
“Esto es algo que puede hacer visibles tres condiciones que vivo: la discapacidad, mi género y mi edad porque a mis 58 años me animo a hacerlo. ¿Qué necesito? Entrenar: lo estoy haciendo, recursos: los estamos buscando, con eso lo voy a lograr y qué mejor: ¡representando a México!”, comparte Martha Beatriz tras culminar el entrenamiento en el Bosque de Chapultepec, algo que en su vida, antes de llegar al gremio de la discapacidad, no hizo nunca.
“Tengo 14 años en la discapacidad y anteriormente yo no corría, pero al verme sin hacer nada mi condición de salud era muy deplorable; empecé a correr y a sentir mejoría en mi cuerpo: hoy no tomo tantos medicamentos, he bajado de peso, he encontrado amigos y muchas disciplinas que puedo hacer. ¡El ejercicio me fortalece tanto!”, agregó López Vértiz, quien lleva una playera amarilla con el letrero ‘corredor ciego’ para ser visible y considerada por aquellos que también entrenan y sí pueden usar su vista.
Hace más de 35 años que Martha lidia con artritis reumatoide. Al detectar esta enfermedad crónico degenerativa recibió un tratamiento que debilitó su vista hasta que la perdió por completo.
“Fue algo paulatino…y digo: no fue por mi causa y nadie somos ajenos a que nos suceda. Perder la vista fue muy complicado porque en tu vida normal lo tienes todo y de pronto todo se va: trabajo, amigos, dinero”, compartió Marthacon la voz entrecortada ante la impotencia de saber cómo todo lo que un día tuvo esfurmó. “Pero no me quedé a esperar nada. Quería seguir creciendo a pesar de todo. Entré a la Escuela Nacional para Ciegos, me rehabilité, conocí a muchas personas, vi que no era la única y estudié tres años, ahora soy Técnico en Masoterapia”, explicó la maratonista queda va por su segundo camino académico pues estudia en la Universidad Nacional Autónoma de México la carrera en Trabajo Social.
“No solamente quiero crecer en lo deportivo, también en lo educativo. He tomado muchos cursos de todo relacionado a la discapacidad no solo lo visual sino en todas las condiciones y sé que puedo aportar a empatizar y mejorar la calidad de vida de quienes tienen discapacidad. Curiosamente estudiar una carrera es algo que no había podido lograr antes y hoy lo hago con esta condición y a esta edad”, comparte orgullosa y sonriente la maratonista, que hizo de una dura pérdida su mayor motivo para reinventar su vida y hacer hoy más de lo que hacía 14 años atrás.
“A veces te sientes culpable de adquirir tu condición, pero me di cuenta que no es así. Espero que las personas puedan ser más sensibles con la comunidad porque no tenemos la vida comprada, cualquiera en cualquier momento puede llegar a la discapacidad y si alguien llega, hay que aprender a vivir y a superar; aprender que con lo que tenemos podemos hacer lo que deseamos”
Martha López Maratonista ciega
Aprender a correr sin ver fue un reto que rompió las barreras de todos sus límites. “Al principio tenía temor y decía: «¿cómo voy a correr si caminar en la calle me cuesta mucho?» Empecé caminando con miedo, pero aquí Halcones me ha dado mucha seguridad y fortaleza, ya he hecho carreras desde cinco kilómetros hasta maratón, he encontrado amigos, oportunidades de todo lo que puedo hacer y darme cuenta que no debo ponerme límites de ningún tipo: ni condición de discapacidad, ni edad, ni género, lo que sea que yo quiera ¡lo puedo hacer!”, agregó.
Pero el camino ha sido más complejo que dominar sus propios temores. Martha ha superado además la pesadumbre de los prejuicios.
“En mi casa hay ese tabú. Mi madre dice ‘¿pero por qué te vas a salir? ¿por qué te arriesgas?’ Pero es que no puedo encerrarme sin hacer nada. Hay mucho que deseo hacer: ya anduve en bici por 14 días desde Baja California a Baja California Sur; hace dos años anduve en motocicleta un mes por 19 estados de la República, ya hice un duatlón y me preparo para un triatlón. De niña no tuve una bicicleta propia, pero ahora quiero comprarme una bici tándem y en especial quiero demostrarle a mi familia que lo puedo hacer, ¿me voy a caer? si, tal vez ¿me voy a levantar? Seguro que me voy a levantar. No pasa nada”, agregó la aventurera que tocará el asfalto neoyorquino el 7 de noviembre próximo, en busca de conquistar sus calles con su esfuerzo y abrir las puertas de la confianza para quienes llegan a la discapacidad y creen que lo han perdido todo.
“Sueño con llegar a la meta. Pisar Nueva York es algo maravilloso, pero cruzar una meta con tanta gente, con el equipo que llevo, con el acompañamiento que tengo: mis guías, mis amigos que está al pendiente, llegar a la meta va a ser un sueño logrado. Solamente faltan un poco de recursos y un poco de entrenamiento pero lo demás está puesto para seguir yendo pa’ delante”, garantizó sonriente la mensajera de una esperanza ilimitada y retos inagotables.
Halcones del Asfalto
Martha entrena con el Club de Corredores Halcones, que vincula a personas con discapacidad visual (desde debilidad hasta ceguera total) con voluntarios que desean apoyarles en construir metas sobre el asfalto: desde tener la confianza de caminar 500 metros sin un bastón, hasta competir en eventos de 42 kilómetros.
“Uno de los principales valores que tenemos es el de al confianza, que se va construyendo con entrenamientos, asistencia, interacción.Una persona con discapacidad visual va a confiar en ti desde para caminar un kilómetro sin usar su bastón, hasta para correr durante 42 kilómetros, te conviertes en sus ojos y tienes que trabajar en construir confianza y este vínculo es muy poderoso”, explicó Teresita Robledo, coordinadora de Halcones México, que hoy, además de apoyar a atletas con discapacidades visuales, también recibe a personas con otras condiciones discapacitantes.
“En el camino fuimos aprendiendo que cuando eres guía entiendas que la discapacidad no define a una persona, pero sí tenemos que saber cómo podemos mejorar para ayudar al corredor a que en verdad de su máximo”, agregó.
El equipo se reune los sábados a las 7:00am en el Altar a la Patria del Bosque de Chapultepec para hacer entrenamientos conjuntos y allí mismo capacitan a los voluntarios que desean incorporarse como guías.
“Hay que asumir un compromiso tanto para ir a entrenar, como apoyar a un atleta con una meta en específico por ejemplo: correr medio maratón, un maratón, disminuir tiempos en 5k… en el equipo siempre decimos que todas las metas son importantes así sea que hoy empiezas a caminar un poco más, hasta correr un maratón en busca de ganar tu categoría”.
Con seis años en el equipo, Edgar Elenes Inchaurregui es el guía más experimentado. “En un principio fue curiosidad conocer y entender qué implicaba ser guía. Llegué con la idea de darles tiempo y esfuerzo pero me di cuenta de que yo recibía mucho más al aprender de su actitud ante la vida y su resiliencia. Me han enseñado a ser una persona más paciente, a entender un poco más las necesidades de los demás y tener un poco de más de conciencia sobre las diferencias y necesidades de las personas”, agregó el voluntario.
“La puerta está abierta. No es necesario tener experiencia como corredor, solo un poco de tiempo, voluntad y deseo de ayudar. Si estan interesados: vengan, conozcan al equipo que tiene a corredores entusiastas y a un grupo de guías que tratamos de ayudarles. Yo espero que la salud me acompañe por muchos años y poder hacer esta actividad el resto de mi vida”
Disfruto mucho escribir. Es una especie de terapia para ponerme atención y darme tiempo de comprender mis emociones, reflexionarlas y actuar con más inteligencia. Sin embargo, si soy honesta, suelo escribir mucho sobre otras vidas y para otras personas; pocas veces escribo algo propio o para mí y a pesar de ello, hoy empiezo a notar que escribir adquiere un toque fantástico.
Creemos que escribir es un acto casi extinto, aunque lo hacemos más que nunca para entrar en contacto con alguien vía WhatsApp, por ejemplo y también leemos más que antes, pues aunque no sean libros, sí ojeamos publicaciones en redes sociales como Facebook.
Damos mucho hacia los demás en escribirles o dedicar lecturas a los mensajes que nos envían, pero no muy seguido nos atrevemos a entrar a la casa de nuestras emociones y deseos para enfrentarlos y entenderlos.
En estos días de confinamiento, me he acercado a algunas líneas de la Katy que escribía a los siete años de edad, de la que, con sueño, cansancio y hambre, ya planificaba una meta nueva, o de la que se propuso un reto que logró cumplir.
De entre las líneas que más me gustan, está esta hojita azul. Entonces trabajaba en el Diario Deportivo Récord, vivía en Coyoacán (al sur de la Ciudad de México) y casi a diario debía ir al Centro Deportivo Olímpico Mexicano, CDOM, (al norte de la capital y que colinda casi con el municipio de Naucalpan, Estado de México). El traslado implicaba poco más de una hora si me iba por la Línea 2 del metro: desde la estación General Anaya hasta Toreo o Cuatro Caminos eran 23 paradas y de allí salía para tomar un transporte hacia el CDOM.
Además, el camino era largo desde la estación Toreo hasta el autobús. Había entre ambos puntos muchos puestos ambulantes y en uno de ellos me detuve a comprar una pequeña libreta. Era un lunes de diciembre de 2004. Era mi cumpleaños y en ese momento no sé por qué consideré que mi libretita sería un buen “autorregalo”, así que en la primera página me escribí una dedicatoria.
No diré, como Alejandro Jodorowski, que estas líneas se trataron de psicomagia, no fue así. Trabajé muy duro, me esmeré muchísimo y estudié a conciencia.
Exactamente ocho meses después de escribir esa carta, el 13 de agosto de 2005, bajaba del avión que me llevó desde Ámsterdam hasta la capital de Finlandia: Helsinki, donde tuve la gran oportunidad de cubrir los Campeonatos Mundiales de Atletismo, en los que Ana Guevara ganó la última de sus tres medallas mundiales (bronce en 400m), el ecuatoriano Jefferson Pérez conquistó un oro (20km marcha), Yelena Isibáyeva iniciaba el reluciente brillo de su nombre en el mundo (ganó oro y récord en salto con pértiga), Kenenisa Bekele siguió la estela hacia un camino de leyenda (ganó oro en 10,000m) y Usain Bolt tocó por vez primera las mieles mundialistas aunque se lesionó en la final de 200m…un sinnúmero de cosas más sucedieron y otras tantas viví yo. Tal como me lo escribí en esa carta: ¡Llegué allí!
El Estadio de Helsinki recibió las competencias de atletismo de los Juegos Olímpicos de 1952.Se puede subir a la torre de más de 50 metros se altura.Con mi amigo Arturo Xicoténcatl en la escultura del gran Paavo Nurmi.Minutos antes de la final de 100m que ganó Justin Gatlin de EUA.A todos los reporteros nos dieron un dorsal para participar en la carrera de medios, en la disrancia de 800m.
Después me dio por el gusto de enviar postales. Enviaba postales a mi familia desde donde estuviera. Al llegar, después de instalarme en el hotel, lo primero que preguntaba era la ubicación del servicio postal y si en el camino se atravesaba alguna tarjeta con una foto linda del lugar en el que estaba, la compraba para escribir en la noche, al terminar de trabajar.
Casi siempre bajaba del vuelo de regreso a México y mis postales aún no llegaban a casa; muchas se perdieron en el camino, pero de las que escribí y lograron llegar al destino final, me mandé a mi ésta, en la madrugada en que se clausuraron los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, Brasil, en 2007.
Aquí no hubo un ‘proceso mágico’ pues aunque lo escribí, lo deseaba y trabajé muy duro por ello, no llegué a China. No fui a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y, por doloroso que fue trabajar tan duro por seis años continuos y no lograrlo, decidí que esa ausencia en mis metas no definiría mi camino, que podría crecer aún más y con nuevas oportunidades de llegar a nuevas experiencias. Los sueños no han parado.
Tampoco se detuvieron las cartas. A veces a las 2:00am al terminar la jornada laboral, me daba algun tiempo para mandarme un mensaje, como este, a punto de iniciar los Juegos Centrocaribeños de Veracruz 2014.
Desde el pasado, me he mandado algunas líneas, pero muy a mi favor, he recibido muchísimas más.
Todas, desde que aprendí a escribir, las tengo guardadas en una canasta cuyo destino ya dije, pues quiero que esta canasta acompañe mi funeral, por si alguien gusta leer alguna.
Entre las reliquias que conservo, está el plan de una misión. Yo tenía nueve años y con mis amigos Ricardo y Fernando planificábamos que, al crecer, viajaríamos al Triángulo de las Bermudas y tras un sinnúmero de investigaciones (preguntando a nuestros papás y leyendo revistas, que eran nuestras máximas fuentes de información) concluimos que necesitaríamos un montón de cosas, algunas incluso las deberíamos inventar. Cuando teníamos un proyecto “más o menos claro” un día llegó Ricardo con dos hojas en las que plasmó todas nuestras ideas del viaje y aún lo tengo porque uno no sabe si en alguna emergencia se pueda necesitar de esta información anticontingencias. (De mi amigo Ricardo siempre me sorprendió su gran talento para dibujar en una época donde no se sabían valorar las virtudes artísticas, pues con frecuencia la maestra lo humillaba por no entender matemáticas; por suerte, él vivía en un mundo mucho más creativo y elevado que esos insultos).
En fin, que escribir es un placer que nos merecemos muy seguido y entre la distancia, hoy es un buen momento para expresar lo que sentimos a quienes queremos, estén cerca o lejos o para escribirnos a nosotros también. Puede doler, pero también puede sanar.
El tiempo le irá dando más valor a nuestras letras, podremos escribirnos nuevas cartas y cuando llegue el futuro y reencontremos nuestros textos, entre sonrisas y lágrimas nos sorprenderá descubrir quiénes éramos cuando nos dejamos ese mensaje y hacia donde avanzan nuestras líneas, con un nuevo recado por dejar.
«¿Qué significa para ti el deporte?». Una vez me lo preguntó mi amigo Arturo Xicoténcatl y me faltaron palabras para explicarlo. Ya analicé la pregunta y por mera curiosidad, comparto la respuesta.
Respeto a quienes conciben al deporte como una actividad de entretenimiento. Respeto, pero no coincido. El deporte es para mí la máxima expresión del espíritu a través del cuerpo. Simple, pero intenso.
El deporte es una forma de materializar la motivación de un alma, en el desarrollo de habilidades motrices; que además tiene una ecuación exponencial, pues la energía de ese esfuerzo se multiplica en más motivación y se transmite hacia quienes tienen oportunidad de atestiguarlo.
Tengo dos ejemplos: No es posible limitar ese estímulo únicamente al ver a Usain Bolt ganar una medalla olímpica (suceso que enchina la piel de miles de personas); esto pasa en todos los niveles del deporte, también cuando una niña, en su competencia de gimnasia artística ejecuta una rutina de piso y sus padres se sienten orgullosos; quizá son menos quienes descubren la motivación en la competencia de la niña, pero puede ser tan intensa que desborde alegres lágrimas de triunfo…aun cuando ella no ganara, pues el triunfo no significa ascender al podio para ella, sino superar sus retos motrices personales.
Además, el deporte para mí es la oportunidad de ver la caída de la torre de Babel. Las barreras del idioma se derrumban rendidas al deporte. El lenguaje es el cuerpo y su gramática el esfuerzo. En el deporte las palabras sobran. No es necesario hablar ruso, chino, español, alemán, lo que prefieran, para comprender el valor del triunfo, o la derrota. En ambos casos puede haber lágrimas, pero sin siquiera hablar comprendemos la alegría o la tristeza de sus actores. El deporte es un idioma que nos sensibiliza, nos aproxima, nos brinda una empatía en torno a quienes vemos esforzarse. Sobran historias para explicarlo.
El deporte es para valientes. No cualquiera dedica su tiempo, su vida, su fuerza, a una actividad de la que no sabe si obtendrá los frutos deseados. Una siembra sin garantía de cosecha. Una moneda al aire. Se necesita mucho carácter y valor para estar dispuesto a enfrentar la competencia, las lesiones, la crítica y los millones de “hubiera”. Si un deportista no está entre los primeros tres lugares de su competencia, todo su entorno se convierte en experto y después del evento le aconsejan “hubieras hecho…”, “te hubieras preparado…”, “no hubieras ido…”; un cúmulo de juicios hacia alguien que no conocen y una metodología competitiva que no entienden. Muy duro.
En lo social: el deporte es la mejor expresión del comunismo. No importa si eres rico, o pobre, alto o pequeño, gordo o extremadamente flaco, todos sus actores requieren esforzarse para alcanzar sus metas, no por tener más o menos de una u otra característica se da el merecimiento de una medalla, si lo quieres, te lo vas que ganar gracias al perfeccionamiento de tu esfuerzo; además, el esquema es tan incluyente, que todos los biotipos pueden encontrar una actividad física en la que tengan éxito.
Y en un aspecto más biológico: el deporte es la oportunidad más latente de permitir la evolución de la especie humana. Desde su existencia como homo sapiens, el hombre ha hecho el proceso inverso que cualquier otra criatura en la tierra: mientras el resto busca su adaptación al medio ambiente, el ser humano ha buscado adaptar el medio ambiente a sus necesidades. “No sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapte”, dijo Charles Darwin en su Teoría de la Evolución de las Especies; el hombre llegó para corromper sus palabras y al medio mismo en que coexiste.
Sin embargo, es el deporte la única actividad que implica un esfuerzo físico que permite la evolución a seres más rápidos, más fuertes, con mayor resistencia y cualidades físicas que permitan enfrentar con mejores elementos los cambios que le deparan al mundo.
Es una reflexión muy personal. Por supuesto estoy describiendo el lado más noble, pues hasta en algo tan maravilloso como el deporte existen los hoyos negros. No busco convencer a nadie, es sólo una manera de externar el respeto que le tengo, no sólo a un seleccionado nacional, sino a todo aquel que tiene la iniciativa de salir de la inactividad a cuidar su tempo, la herramienta mediante la cual alcanzará sus sueños: su cuerpo.
No sólo lo veas, practícalo y quizá encontrarás otra concepción, quizá una muy distinta de la que yo tengo.