Deportes, Mujer y Deporte

¿Exigencia en la inestabilidad?

A 500 días de los Juegos Olímpicos de Paris 2024, México enfrenta el ciclo olímpico más turbulento de su historia… pese a ello ¿habrá medallas?

El terreno olímpico de México se encuentra en la condición más inestable, de su historia. A 500 días de los Juegos Olímpicos de Paris 2024, son diversas las incógnitas del desempeño de la Delegación Mexicana en la Ciudad Luz y el reloj inició una imparable cuenta regresiva en la que los resultados de los deportistas van mucho más allá de una preparación religiosa y su esfuerzo personal.

Diferencias ‘extra cancha’

En este ciclo olímpico por primera vez dos de los tres organismos deportivos más importantes de México son dirigidos por mujeres: la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) por la medallista olímpica en atletismo Ana Guevara y el Comité Olímpico Mexicano (COM) por la medallista mundial en clavados Marijose Alcalá; aunque este es un importante paso histórico para la administración deportiva femenil en México, las diferencias políticas e ideológicas de cada titular han decantado en esfuerzos independientes y no coincidentes por el mismo fin: ver el mejor desempeño de México en Juegos Olímpicos.

Marijose Alcalá y Ana Guevara.

Las mayores discrepancias estriban en su accionar ante las Federaciones Mexicanas de Natación, Atletismo y Ciclismo.

En el primer caso, su titular, Kiril Todorov, fue desconocido por World Aquatics (Federación Internacional de Deportes Acuáticos), decisión que apoyó el COM y por ello promueve la operación de una Comisión Estabilizadora; sin embargo, la Conade mantiene el apoyo a Kiril Todorov.

En el segundo caso: la Conade denunció a Antonio Lozano, por recibir dinero del gobierno para apoyar al atletismo mexicano, pero este a cambio entregó facturas falsas por más de 4.8 millones de pesos; al cometer peculado quedó inhabilitado para presidir el atletismo nacional y para recibir recursos públicos y a pesar de ello, el COM respalda a Lozano.

En ciclismo la Unión Ciclista Internacional desconoció a Edgardo Hernández como presidente de la Federación Mexicana de Ciclismo y Conade apoya el fallo, pero el COM se perfila por Edgardo.

A este escenario hay que agregarle una pieza: además de dirigir el COM, Marijose Alcala dirige la Comisión de Deporte en la Cámara de Diputados (legisla desde la bancada del Partido Verde Ecologista de México) y es ésta junta la que presenta la propuesta presupuestal de cada año a la Comisión de Hacienda.

¿Y los recursos?

Además de las diferencias en las rutas políticas que trazan, hay que agregar la situación presupuestal. En 2019, tras la cancelación de los fideicomisos públicos, se eliminó también el fideicomiso Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento (Fodepar) que, si bien tenía vicios corregibles, de él dependía la compra de material deportivo, pago de campamentos y competencias o pago de equipo multidisciplinario (entrenador, fisiatra, psicólogo).

Hoy, el recurso federal etiquetado para este fin no solo se redujo, además llega más lento a sus beneficiarios, pues a inicios del 2023 hay entrenadores que no habían recibido el pago de los últimos siete meses de trabajo del 2022.

Ello se suma al ‘freno de mano’ que ya padecía la administración deportiva federal, al tener recursos a cuenta gotas en deportes como: atletismo, boxeo, judo, lucha, natación o polo acuático. Pocas son las disciplinas que se sustentan de la Iniciativa Privada, como el basquetbol varonil, donde el empresario Carlos Lazo destinó recursos propios a la Selección Nacional que recién clasificó a la Copa del Mundo de la FIBA 2023.

La pandemia apresuró todo

La condición similar para todos en el mundo es la pausa por la pandemia de COVID-19, que desfasó la realización de eventos y encausó la reprogramación de los calendarios de rendimiento de los atletas, aunque retrasó los Olímpicos de Tokio 2020, al 2021, para 2023, el año preolímpico tendrá todas las justas con diferencia de meses: Juegos Centroamericanos y del Caribe (San Salvador, El Salvador); Juegos Panamericanos (Santiago de Chile, Chile), además de Campeonatos Mundiales en cada disciplina, que ofrecerán plazas olímpicas a Paris 2024.

¿Qué puede lograr México en Paris 2024?

Entre estas condiciones, Mexico avanza con ‘freno de mano’ hacia los Juegos Olímpicos y a pesar de ello, si hay oportunidad de subir al podio entre dos y cinco veces, pues en algunos deportes las condiciones administrativas, políticas y financieras fluyen con mayor agilidad, entre ellos destaca el taekwondo.

El taekwondo, que es el deporte que más recursos públicos recibió en el ciclo olímpico pasado, vio la caída más dolorosa de su historia pues en los Juegos de Tokio 2020 el país no subió ni una vez al podio en este deporte de combate, después de hacerlo de forma consecutiva desde los Juegos de Seúl 1988 (como deporte de exhibición) y ya después a partir de Sidney 2000 (cuando se incorporó al programa olímpico), hasta Río 2016.

Pese al descalabro, en el Campeonato Mundial de Taekwondo de Guadalajara 2022el anfitrión ganó seis medallas: tres oros con Daniela Souza (-49kg.), Leslie Soltero (-67kg.) y Carlos Sansores (+87kg.), además de una plata de César Rodríguez (-54kg.) y los bronce de Brandon Plaza (-58kg.) y Bryan Salazar (-87kg.). Los tres oros del taekwondo mexicano se lograron en divisiones donde nunca antes había triunfado México, por lo que esta nueva generación tiene perspectivas al podio de Paris 2024. (Recordemos que el taekwondo en Mundiales tiene ocho divisiones por rama y en Juegos Olímpicos se conjugan pesos para tener cuatro categorías para hombres y cuatro para mujeres).

Daniela Souza y su entrenador Abel Mendoza.

El tiro con Arco con la sonorense Alejandra Valencia y Luis ‘El Abuelo’ Álvarez, que ganaron bronce en la prueba mixta de Tokio 2020, al lado de la Subcampeona Olímpica Aida Roman (plata en Loneres 2012) comandan a una nueva generación entre arcos y flechas.

Mientras en atletismo, pese a los rasgos financieros y administrativos en su federación, el nivel de la marchista Alegna González, al ser 5ª en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, 4ª en la Copa del Mundo de Muscat 2022 y 7ª en los Mundiales de Oregon22 la perfilan para estar entre las ocho primeras de los 20km de marcha atlética.

Mientras en levantamiento de pesas, la Subcampeona Panamericana y medallista mundial Aremi Fuentes ganó bronce olímpico en Tokio 2020 y prácticamente a mil días de los Juegos de Paris 2024 ya estaba entrenando para regresar al podio en la división de -75kg.

En tanto los atletas sepan enfrentar la intrincada situación administrativa que viven los deportes acuáticos en México, en la disciplina de Clavados se mantienen las posibilidades, junto con el ciclismo mexicano que cierne sus mayores posibilidades en el velódromo; estos dos, al lado del deporte que inventó el Baron a Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos Modernos: el Pentatlón Moderno.

Si en Paris 2024 Mexico no ganase ni una medalla, se repetiría un hecho que el país no vive desde Ámsterdam 1928 y que solo ha sucedido dos veces, en la participación histórica de Mexico: primero justo en Paris 1924 y después en Ámsterdam 1928. Pero más allá del dato, el trago amargo podría a su paso dejar tanto mal sabor como fortalecimiento y sería la inflexión hacia la renovación (y en algunos casos la creación) de un modelo deportivo…y no, al decir esto no deseo que México se quede sin ganar medallas.

Es más difícil que México no toque ni un podio olímpico, a que sí lo haga y por ello, pese a las condiciones en que llega el deporte mexicano al cierre de este ciclo olímpico, si las medallas caen, sucederá algo a la vez tan bueno como malo; en lo bueno, se premia al esfuerzo del atleta y los lustros que dedicó a consumar su sueño; en lo malo, sobre sus logros se justifica la operatividad del ‘sistema’ del deporte, sin priorizar una necesidad de mejorarlo.

Deportes

El dije de la protesta

Una noche del verano de 2018 caía en la Ciudad Universitaria de la UNAM, cuando entre los caminos que conducen a sus aulas caminaba John Carlos; 50 años atrás, en ‘territorio puma’ brilló en el con el bronce olímpico de los 200m, pero el resplandor de su éxito deportivo fue solo el pretexto para pararse en el podio y desde las alturas de la victoria el denunciar lo injusto que era la discriminación racial.

De padres cubanos, Carlos nació en Harlem, Nueva York el 5 de junio de 1945 y antes de la medalla olímpica en México 68, fue Campeón Panamericano de 200m en Winnipeg 1967, pero el deporte nunca más volvió a escuchar su nombre y su silueta no brilló nunca más en el movimiento olímpico.

Pero entre aquel ocaso del verano de 2018, John caminaba por el Centro Cultural Universitario de la UNAM y recordaba cómo cinco décadas antes el mundo era tan distinto pero a la vez muchos prejuicios seguían arraigados y la lucha por eliminarlos debía continuar. Llegó a la Sala ‘Carlos Chávez’ donde muchos protagonistas y testigos presenciales de México 68 compartían lo que el corazón, la memoria y la reflexión les permite atesorar de aquellos 15 intensos días de otoño.

John Carlos compartía sus más profundos recuerdos. Usaba una gorra negra y de su cuello pendía un dije que resumía el momento más intenso de su vida: aquellos momentos en el podio de los Juegos Olímpicos, cuando levantó con el puño enfundado en guante negro en señal de protesta contra la desigualdad racial.

Esa misma seña era su dije: un puño con cada dedo del color de un aro olímpico, en cuya base se trazó la silueta de su figura a cuerpo completo.

“Se me ocurrió a mí el diseño y lo mandé hacer en el Suroeste de Estados Unidos”, compartió orgulloso. “Es único. Aquí lo dice todo. Quería usar los aros olímpicos, pero me dijeron que tal vez no podría hacerlo, por eso fue mejor poner el puño”.

La joya es el pequeño recuerdo del gran momento que cimbró la historia y que sumió su vida entre los más intensos contrastes.

“Primero nos respetaban mucho, en México muchos nos aplaudieron, pero después algunos yanquis nos acusaban de alborotadores. Al regresar a Estados Unidos, la gente que me apreciaba, a la vez trataba de evitarme, tenían miedo de represalias, de padecer lo mismo que nosotros de ser señalados, juzgados y hasta bloqueados por la sociedad”, agregó el hombre hoy de 74 años de edad.

Pese al brillo olímpico, pese a levantar la mano para denunciar las desigualdades sociales, políticas, económicas, académicas o médicas que padecía la comunidad afroamericana, Carlos fue vetado y separado del deporte.

“La tristeza más grande de mi vida fue que mi esposa se quitó la vida. No pudo superar estas condiciones fue terrible. Si no hubiera tenido fe en mí mismo y en Dios no sé qué habría sido de mi”, confesó Carlos, quien visitó la UNAM y desde la Sala Carlos Chavez habló a las nuevas generaciones:

Al no poder continuar su desarrollo deportivo, ni tener el reconocimiento social que merece todo medallista olímpico, ni encontrar trabajo vinculado a su amado atletismo, encontró la forma de subsistir lavando autos, también fue obrero, pero perdió todo.

“La tristeza más grande de mi vida fue que mi esposa se quitó la vida. No pudo superar estas condiciones fue terrible. Si no hubiera tenido fe en mí mismo y en Dios no sé qué habría sido de mi”, confesó en la charla ante estudiantes y les dijo:

“Comprométanse con su sociedad. Pónganse al frente del cambio. No esperen a tener 60 años para pensar en hacer algo. Yo entonces tenía 22 y no estaba dispuesto a quedarme callado. Es difícil, es muy difícil, las consecuencias son muy duras; quizá ustedes no verán los resultados, pero sus hijos sí los vivirán”.

John Carlos. Medallista olímpico y luchador social

Hace 50 años en el Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria, Carlos ganó bronce en 200m, al lado de su compatriota Tommie Smith (oro) y el australiano Peter Norman (plata). Todos se manifestaron allí: los estadounidenses con el puño negro y Norman con un parche a favor de los Derechos Humanos en el deporte olímpico. Todos fueron vetados de por vida del deporte, pero ninguno se arrepintió.

“No se trata de luchar por los derechos de un sólo grupo. Cuando se falta y se dañan los derechos de unos, queda probado que no se respetan ningunos”

John Carlos. Ex velocista estadounidense

Ni el medio siglo que ha hecho estragos en el color de su cabello o en la textura de su piel ha cambiado su carácter indomable, inquebrantable y valiente; el espíritu de un joven que porta sobre el pecho un dije más pequeño y más valioso que su medalla olímpica.

Deportes

PHILIP BOIT: Un keniano en la nieve

KATY-LOPEZ.COM

Como muchos kenianos, Philip Boit soñaba con dedicarse al atletismo de fondo y emular los éxitos de sus compatriotas en el mundo, hasta que recibió una extraña propuesta de la marca Nike: ser el primero de su país que compitiera en unos Olímpicos de Invierno.

Boit encontró un sueño disfrazado de reto en esa oferta. En febrero de 1996, sin conocer la nieve y con el apoyo de la firma deportiva, se mudó a Finlandia para entrenar, hasta convertirse en un esquiador de fondo con nivel de alta competencia; después de todo, contaba con resistencia atlética y una herencia genética deportiva: su tío Mike Boit ganó bronce en 800 metros de los Olímpicos de Munich 72; sin embargo, los resultados de esta aventura sólo responderían a su esfuerzo.

No fue fácil para Philip. Las dificultades iniciaron desde las situaciones más simples, como el clima: en Kenia, la temperatura promedio es de 25 grados centígrados; mientras en el invierno de Finlandia se alcanzan los 19 bajo cero…y también ‘desde cero’ debió aprender la técnica para esquiar en distancias largas.

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Dos años después, Philip logró la meta: clasificó a los Olímpicos de Nagano 1998, en la prueba de 10 kilómetros.

Nunca estuvo entre los favoritos. Terminó en 47 minutos con 25.5 segundos, en la posición 92; es decir, en el último lugar y su tiempo fue 20 minutos superior al del ganador del evento, el noruego Bjørn Erlend Dæhlie, quien es hasta hoy el máximo medallista en la historia del deporte olímpico invernal, con ocho preseas de oro y cuatro de plata.

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Sin embargo, nadie vio a Boit como un perdedor; en su debut olímpico eran altas las probabilidades de que el keniano se sumara a la lista de cinco esquiadores que abandonaron la competencia.

Su presencia en la meta paralizó hasta al mismo Dæhlie, quien pidió se suspendiera la ceremonia en la que le entregarían el oro, hasta que pudiera recibir a Boit.

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El noruego felicitó al keniano por lograr su sueño. El momento era casi irreal ¿en verdad el más grande de la historia celebraba al último lugar de la competencia? La escena demuestra que en el olimpismo hay miles de valores más grandes que la victoria: la humildad, el respeto, la igualdad, la valentía, la perseverancia, el afecto.

Boit no brilló con una medalla, pero recibió el reconocimiento del competidor más destacado, en la historia del deporte olímpico invernal. Para el keniano, ese momento fue tan importante, que nombró a su primogénito con el apellido del noruego Dæhlie.

Después de esa competencia, Nike retiró el patrocinio para Boit, pero eso no lo detuvo. Philip clasificó a los Juegos de Salt Lake City 2002, en los que logró la mejor actuación de su carrera olímpica: el sitio 64 en la prueba de 10km; también compitió en los de Turín 2006 y buscó clasificarse tanto a Vancouver 2010 como a Sochi 2014, sin lograrlo.

Hoy vive en Kenia y en algunas ocasiones sale a las calles a entrenar, con esquís adaptados para el asfalto.