Su mayor placer es sentir el intenso palpitar del corazón y el vértigo en el estómago. Cecilia reposa cada spike en el block de salida, se inclina, acomoda sus manos, inhala profundo y mientras exhala visualiza el proceso de su momento favorito: correr a máxima velocidad.
“Me gusta mucho la adrenalina que siento en la carrera, que mi corazoncito esté latiendo a toda velocidad, siento que me va a dar una taquicardia…¡y me encanta!”
Cecilia Tamayo Velocista mexicana
Cecilia ha roto en tres ocasiones el Récord Mexicano de 200m, la última vez el 14 de mayo de este año: paró el reloj en 22.45 segundos en el American Athletic Conference Championship y esta marca le dio la clasificación a los Campeonatos Mundiales de Atletismo de Budapest 2023. Todo gracias a esfuerzo y disciplina constante, acompañados de la guía de una leyenda mundial: el nueve veces Campeón Olímpico Carl Lewis, a quien el mundo vio volar en el tartán y por ello le bautizó como ‘El Hijo del Viento’.
“La verdad admiro mucho a mi entrenador. No solo por su carrera deportiva. Lo veo en el día a día, el cómo es, cómo nos trata a sus alumnos, cómo nos cuida y nos regaña. Es muy admirable y más porque podría estar haciendo otra cosa de su vida: dedicarse a salir en la tele y aprovechar su fama, pero no, sigue dedicando su tiempo y su vida a transmitir sus conocimiento, entrenar a las nuevas generaciones y me honra mucho ser parte de esas nuevas generación que podemos aprender de él”, comentó sonriente Tamayo.
La mexicana ha compartido con Lewis tantas temporadas, que ha conocido la personalidad del hombre que además ganó diez medallas del orbe; las primeras de ellas, 40 años atrás: tres oros en los Campeonatos Mundiales de Atletismo de Helsinki 1983 (100m, 4x100m y salto de longitud).
“Es todo un personaje, debo de admitirlo. Es una persona muy enfocada de la que se puede aprender mucho; te va a corregir y regañar cuando no lo hagas bien. De repente es un poco gritón (risas), no lo voy a negar, pero tiene un amplio conocimiento que me ha ayudado a crecer un montón y lo que más me gusta de entrenar con él es que busca mantenerte enfocado en la meta que estás buscando. Es muy claro en ello y me gusta mucho esa cualidad”, compartió la atleta de 26 años de edad.
Constructora de velocidad
Si bien, Cecilia probó las mieles de muchos deportes, como: futbol, gimnasia o natación, el atletismo se convirtió en el ‘fuego’ que detonó la pólvora en su corazón.
“Así como muchos sienten esa pasión por anotar un gol, para mi desde que sentí esa adrenalina, esas ganas de buscar mejoría, de querer superarme a mi misma, fue algo increíble. Todo eso me hizo enamorarme del atletismo”, confiesa la velocista.
De entre los 25 eventos atléticos disponibles en pista y campo para ella, eligió los dos más explosivos: 100m y 200m, hasta descubrirse como una constructora de velocidad nata.
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Es el lugar que hasta ahora ocupa Ceci Tamayo en 200m, en lo que lleva la temporada mundial 2023 avalada por World Athletics.
“Soy una corredora que construye su velocidad en la carrera. Según estudios, la máxima velocidad que un ser humano alcance la puedes mantener un segundo y después de eso comienza a desacelerar pero, hemos visto que tengo una gran resistencia a la velocidad; es decir: a que una vez que construyo mi velocidad, puedo mantenerla por un poco más de tiempo y hasta sentir que estoy acelerando en lugar de decaer.
“En los 200m, al salir de la curva, aún quedan 100m que para mi son muy fuertes, porque en la recta tengo para mantener esa fuerza y seguir con las técnicas para cerrar hasta la meta”, explica la atleta.
Cecilia ya logró la marca a los Campeonatos Mundiales de Atletismo de Budapest, Hungría en la prueba de 200m y buscará cubrir el crono también en los 100m, pero en verano, cuando inicie la ventana de clasificación a los Juegos Olímpicos de Paris 2024 (del 1º de julio del 2023 al 30 de junio del 2024), también buscará superar las marcas y llegar a la magna justa francesa.
En 100m, Ceci tiene como mejor marca de temporada 11.35s (con viento legal) y su mejor crono personal en el hectómetro es de 11.21s hecho en 2021.
“Esos tiempos son verdaderos retos para muchos atletas, pero la verdad está entre mis planes superarlas. Busco competencias con buen nivel para estar en el ranking por puntos de World Athletics, pero también sé que esas marcas son factibles de lograr”.
GO COUGARS!
Cecilia estudia Ingeniería en Sistemas Computacionales en la Houston University y viste los colores de los Cougars,.
“Me gusta la logística, las matemática y los retos de programar. Vi varios programas de distintas Universidades; antes de tomar la decisión hablé con varios entrenadores y me gustó mucho el programa de Houston, me identifiqué mucho con su proyecto y su proceso de desarrollo”, compartió la atleta, que antes de correr en el Mundial húngaro, representará a México en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador 2023 y buscará también su boleto a los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile.
“Me siento muy feliz de regresar al atletismo y estar en un momento fuerte, en el que siento que voy en una dirección correcta hacia lo que quiero llegar para cumplir mis metas”, expresó la atleta, pues desde los Juegos Olímpicos Juveniles de Nanjing 2014 no formaba parte de una Selección Nacional.
“Para mi Nanjing 2014 fue un cambio total. Verme en un estadio olímpico, que mi esfuerzo había valido la pena para llegar a este punto, que estaba lista para competir con las mejores y decir ‘así me quiero ver, pero en unos Juegos Olímpicos de grandes’ fue mi motivación”, recordó la nacida en Guanajuato, quien desde Texas admite entre sus añoranzas, la familia y en especial, la gastronomía.
«La comida es lo que mas extraño. La familia también pero si extraño un buen mole rojo…y también los tacos, porque en Houston no son iguales”, admite sonriente.
Cecilia regresará a la pista, a poner sus spikes en los blocks de salida, a escuchar las instrucciones de una leyenda que le aconseja, a sentir el corazón acelerado y al escuchar el disparo de salida saldrá a construir su máxima velocidad por el mayor tiempo posible, hasta llevar sus piernas a la máxima frecuencia y el cronómetro a sus límites, siempre en busca de poner el nombre de México entre lo más selecto y veloz del atletismo en el mundo.
Las escenas de: un príncipe austriaco con traje de charro en competencia; el perdedor más grande del deporte olímpico invernal, dos mujeres rompiendo añejas reglas; una madre y ama de casa en el podio; o un militar que murió sin saber si fue asesinato o suicidio, son algunas de las historias que se entremezclan con los pulsos del Comité Olímpico Mexicano (COM).
En sus primeros 100 años de existencia, conozcamos curiosidades de su historia y la importancia de París, Francia en el desarrollo del deporte olímpico mexicano.
EL PRELUDIO
Aun antes de que existiera el Comité Olímpico Mexicano, nuestro país ya tenía una historia olímpica por contar.
Paris 1900 fue la primera participación de México en unos Juegos Olímpicos con tres hermanos que además fueron los primeros mexicanos en un podio de los Juegos. Los hermanos Pablo, Manuel y Eustaquio Escandón y Barrios, con el estadounidense William Wright, ganaron bronce en el polo hípico.
Porfirio Díaz era aun presidente de México cuando los hermanos Escandón y Barrios compitieron en los Olímpicos. Eran hijo del empresario Antonio Escandón (quien, por cierto, regaló a la CDMX el monumento a Cristobal Colón que se encontraba en Av. Paseo de la Reforma) un importante accionista en la industria ferrocarrilera que impulsó con gran interés el entonces presidente de México.
En la historia del deporte olímpico mexicano no se contempla este bronce, pues participó un jinete estadounidense y se determinó este logro como ‘medalla mixta’.
Pero después de los hermanos Escandón, hubo una participación mexicana de la que muy poco se sabe, pero que contrasta profundamente con la primera: mientras los Escandón procedían de las esferas socioeconómicas más altas y privilegiadas de México, la segunda Delegación Olímpica Mexicana procedió de una comunidad indígena del norte del país.
En los Juegos de San Luis 1904 se alternaron los Olímpicos con un evento llamado ‘Días Antropológicos’. En ellos por primera vez México compitió en impulso de bala con cuatro representantes de la tribu Cucapah, una comunidad que radica tanto en la zona norte de Baja California y hasta el sur de Arizona.
En aquella edición compitieron, representado a México: el Jefe Pueblo Colorado, Jerry, John Roy y Chizi; quienes compitieron contra atletas de pueblos originarios de otros países; sin embargo, el Comité Organizador determinó ese y otros 11 eventos distintos del impulso de bala como competencias que no ofrecían medalla. Solo la competencia que se hizo casi dos semanas después fue contemplada como el evento oficial que si concedió preseas y donde sólo contendieron siete estadounidenses y un griego. A pesar de ello, México sí tuvo una segunda participación en el entorno olímpico, antes de crear su propio Comité Olímpico Nacional.
LOS INICIOS
En el amanecer del Siglo XX el Comité Olímpico Internacional cumplía 30 años de existencia (se fundó el 23 de junio de 1894) y pocos países, casi todos europeos, hacían quórum para contender en los Juegos.
La situación fue un pretexto para el Barón Pierre de Coubertin -fundador de los Olímpicos Modernos- para enviar a su amigo, Henri de Baillet-Latour, aristócrata belga y vicepresidente del COI, a una gira diplomática y estratégica por América Latina.
El 16 de febrero de 1923 Baillet-Latour llegó a México, acompañado por Miguel Beistegui, embajador de nuestro país en Bélgica, con dos motivos: extenderle al país una invitación oficial para competir en los Juegos Olímpicos de Paris 1924 y difundir el movimiento olímpico al hacer justas multideportivas regionales.
El 23 de abril de 1923 se creó la Sociedad Olímpica Mexicana de la que el poblano y destacado empresario zapatero Carlos B. Zetina fue el primer dirigente y el General Tirso Hernández el segundo al mando.
Los dirigentes del primer antecedente del Comité Olímpico Mexicano se comprometieron a que en 1926 realizarían la primera edición de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en la Ciudad de México con Cuba, Guatemala y el anfitrión del evento en contienda presente. Esta es la justa olímpica regional más antigua del mundo y en 2023, la ciudad de San Salvador, en El Salvador, recibirá la edición 24 del evento.
PARÍS 1924
Así como en 1900 París fue la primera sede olímpica que vio la participación de México (y su primer ascenso al podio de los Juegos), en 1924 de nueva cuenta la Ciudad Luz vería el regreso de México a la magna justa de verano, para no ausentarse nunca más, pues desde París 1924 hasta Tokio 2020 el país ha estado siempre presente en estos Juegos.
Desde los hermanos Escandón, hasta la edición de la capital nipona de Tokio 2020, nuestro país ha visto a mil 792 atletas competir en unos Juegos; pero, después de tocar un escenario olímpico ¿cuál es el destino? De esto nos habló el único medallista olímpico mexicano de lucha Daniel Aceves, quien ganó medalla de plata en lucha grecorromana de Los Ángeles 1984.
Medallas olímpicas ha ganado México entre Paris 1924 y Tokio 2020
UN PREMIO AL COM
En 1962, cuando José de Jesús Clark Flores ejercía su segunda dirigencia (no continua), en el Comité Olímpico Mexicano, este organismo recibió el Trofeo Conte Alberto Bonacossa, un reconocimiento concedido desde 1954 por el Comité Olímpico de Italia, en honor al Conde Alberto Bonacossa, quien fue miembro del Comité Olímpico Internacional.
El premio se le concedía al Comité Olímpico Nacional que rindiera más esfuerzos en beneficio del Movimiento Olímpico. La última vez que se entregó fue en 1974.
Venezuela (1959), México (1952) y Ecuador (1967) fueron los únicos organismos latinoamericanos que fueron galardonados con este trofeo.
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Mexicanos han competido en alguna disciplina del atletismo en Juegos Olímpicos; el gremio Olímpico más grande para el país
MÉXICO COMO SEDE
Un año después de recibir este reconocimiento, José de Jesús Clark Flores impulsó la idea de ver a la Ciudad de México como la primera capital latinoamericana sede de unos Juegos Olímpicos. Con el apoyo del presidente Adolfo López Mateos, se publicó en el Diario Oficial de la Federación un decreto presidencial para autorizar al Departamento del entonces Distrito Federal y a la Secretaría de Educación Pública a gestionar la candidatura que se ganó el 12 de octubre de 1963, para recibir la XIX Olimpiada en 1968.
México no solo fue la 1ª sede olímpica latinoamericana, fue además la primera del mundo con una altitud a más de dos mil metros sobre el nivel del mar; situación que continuamente reprocharon los delegados de países europeos, pues ese factor resultó en condiciones difíciles para las pruebas de resistencia (como el maratón), pero a la vez fue una característica idónea para las disciplinas anaeróbicas (como las pruebas de velocidad o las pesas).
La justa se realizó en el sexenio siguiente bajo la presidencia de Gustavo Díaz Ordaz y entre condiciones socio políticas de altos contrastes entre capitalismo y socialismo, grupos estudiantiles y autoridad; esta tensión decantó en ver, diez días antes de la inauguración de los Olímpicos, la matanza de integrantes del Movimiento Estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, al norte de la Ciudad de México.
Pese a beneficios y adversidades, México 1968 es recordado por ser una de las ediciones más innovadoras de todos los tiempos y la última en donde reinó un espíritu de hermandad y pacifismo, pues a la siguiente edición, en Munich 72, se dio el ataque terrorista a la Delegación de Israel.
De entre las historias extraordinarias que nacieron en México 68, destaca dos: la protagonizada por el último hombre en cruzar el maratón olímpico:
En los más de 100 años de historia olímpica mexicana, nadie ha podido igualar lo hecho por el jinete chihuahuense Humberto Mariles (1913-1972) quien es hasta ahora el mexicano más exitoso en Juegos Olímpicos, pues ganó dos medallas de oro y una de bronce en una misma edición de los Juegos: Londres 1948; dos de ellos con su eterno y querido compañero ‘Arete’; aquí la historia del binomio más glorioso y malquerido del deporte mexicano:
Medallas ha ganado México en deportes de conjunto: bronce de basquetbol en Berlín 1936, oro de futbol en Londres 2012 y bronce de futbol en Tokio 2020.
Pero después de Mariles, en cantidad de medallas totales, sin importar el color, el líder es el clavadista capitalino Joaquín Capilla (1928-2010), quien ganó cuatro medallas, una de ellas de oro.
Mientras la mujer más exitosa del país es la taekwondoín sinaloense Maria del Rosario Espinoza, con tres preseas que ganó de forma consecutiva, una de cada color: conquistó oro en Beijing 2008, bronce en Londres 2012 y plata en sus últimos Juegos Olímpicos, los de Rio 2016.
LA MUJER MEXICANA
La primera como referente en la historia del deporte olímpico es la esgrimista Eugenia Escudero (1914-2011), quien fue la primera mujer del mundo en portar la Bandera Nacional en la ceremonia de inauguración de unos Juegos Olímpicos, durante la décima edición de Los Ángeles 1932.
De 73 atletas mexicanos que compitieron en esos Juegos, solo dos eran mujeres, una de ellas fue la lanzadora María Uribe Jasso y la otra Eugenia Escudero, cuyo padre fue maestro de armas del Colegio Militar y uno de los impulsores de este deporte de combate en México.
Eugenia tenía 17 años cuando abanderó a la Delegación Olímpica Mexicana de 1932 y días después participó en las clasificatorias y fue eliminada en la 1ª ronda del florete, para ser la primera mujer de México en la esgrima olímpica.
Otra fue la famosa velocista Enriqueta Basilio, 1ª mujer del mundo en encender un pebetero olímpico, durante los Juegos de México 1968. Aunque su carrera deportiva no fue tan destacada, Basilio y su buena condición para subir los 93 escalones hasta el pebetero del Estadio Olímpico Universitario, la pusieron en el reflector social y aprovechó la posición para darle un mejor lugar al deporte, a la mujer y al Movimiento Olímpico.
Otra importante mexicana fue esposa, madre y ama de casa; después de cumplir con los compromisos sociales de la época se convirtió en la primera mujer de México que ganó una medalla olímpica; ella es Pilar Roldán y esta es su historia:
De los momentos históricos para las mujeres mexicanas en unos Juegos Olímpicos destaca el logro de Aída Román y Mariana Avitia, pues en Londres 2012 no solo le dieron a México sus primeras medallas olímpicas en tiro con arco; además fueron las primeras mujeres del país que ascendieron a un mismo podio juntas.
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Medallas para México se han ganado en clavados; 13 en boxeo y 11 en atletismo y en este último deporte, Raúl González es la única persona de México que ha ganado dos medallas en una misma edición: oro en 50km y plata en 20km en Los Ángeles 1984.
HISTORIA EN HIELO
La nieve podrá derritirse, pero la historia escrita en ella permanece y para México también cuentan los capítulos escritos entre el frío.
México tuvo su primera incursión en Juegos Olímpicos de Invierno en St. Mortiz 1928 con un equipo de bobsleigh conformado por: Lorenzo Elízaga, Mario Casas, Genaro Díaz, José Díaz e Ignacio de Landa. Ellos lograron mejor participación del país en esta versión de los Juegos, hasta hoy en día, al terminar en el sitio 11 de 22 equipos.
Fue a mediados de los 80 cuando un príncipe austriaco llevó en manos la Bandera de México para competir en el esquí alpino: Hubertus von Hohenlohe (1959-), hijo del Principe Alonso von Hohenlohe y la Princesa Ira von Fürstenberg, quien rerpresentó a nuestro país en seis ediciones Olímpicas de Invierno: Sarajevo 1984, Calgary 1988, Albertville 1992, Lilehammer 1994, Vancouver 2010 y Sochi 2014.
Hubertus nunca ganó una medalla, pero siempre lució por sus trajes de competencia únicos, con la representación de México en ellos. Fundó la Federación Mexicana de Esquí, fue presidente del organismo y aún después de retirarse, se encargó de diseñar y manufacturar el uniforme de las Delegaciones Mexicanas que compitieron en Pyeongchan 2018 y Beijing 2022, además de mantenerse como un mentor para las nueva generaciones de alpinistas mexicanos.
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Apariciones ha tenido México en Juegos Olímpicos de Invierno, participando en seis deportes: esquí alpino, bobsleigh, cross-country, patinaje artístico, skeleton y esquí en estilo libre
En la edición de Calgary 1988 no solo compitió Hubertus, además en esos Juegos debutó la primer mujer mexicana: la jalisciense Diana Encinas, quien compitió en el patinaje artístico.
Entre las historias curiosas, en aquellos Olímpicos canadienses, en una camioneta sin calefacción llegaron también a Calgary los hermanos jaliscienses Roberto, Jorge, José y Luis Tamés Perea para competir en bobsleigh, en trineo para dos personas; procedentes de un país sin infraestructura de entrenamiento, las duplas terminaron en los sitios 36 y 37 de 41 participantes.
Hasta el día de hoy, Luis ‘El Cuaz’ Carrasco es el único atleta de México que ha clasificado a uno de los eventos más arriesgados y con una de las clasificaciones olímpicas más complicadas: el skeleton. ‘El Cuaz’ compitió en los Juegos de Salt Lake City en 2002 y se mantiene activo en la práctica de deportes como las disciplinas ecuestres.
En la historia más reciente, dos mexicanos acapararon el escenario en los Olímpicos de Invierno. El primero fue el queretano Germán Madrazo, quien con sus propios medios se sumó a un exótico equipo de países con poca o nada de nieve: el venezolano Yonathan Fernández, el tongano Pita Taufatufoa y el mexicano Madrazo.
Para ninguno fue fácil llegar con sus propios recursos, pero juntos compitieron en Pyeongchang 2018.
Después de meses de preparación y competencias continuas, para Germán -que entonces tenía 43 años de edad y pocos años de aprender a esquiar- fue especialmente complejo competir en los 15km del esquí nórdico olímpico y llegó en último sitio de 112 competidores; sin embargo, sus compañeros de equipo Pita y Yonathan, más esquiadores de otros países sin nieve, lo recibieron como su hubiese ganado una presea: la de sus propios reto y adversidades.
Cuatro años después tocó turno a Donovan Carrillo, el jalisciense que rompió con una sequía de 30 años sin ver a un mexicano en el patinaje artístico olímpico y quien en los Juegos de Beijing 2022 se convirtió en el primer mexicano en clasificar al programa largo de la justa.
Con el apoyo del entrenador Gregorio Núñez, Donovan no solo demostró que, pese a entrenar en una pista recreativa sin las dimensiones oficiales y pese a no contar con un amplio equipo de patinadores competitivos en eventos internacionales, él podría contender ante los mejores del mundo y ante el nivel de exigencia de los jueces.
Donovan, quien además fue abanderado de la Delegación mexicana, fue el único patinador que presentó programas con acompañamiento que no emergiera de la música clásica y, por medio de su ejecución, portó el orgullo latinoamericano sobre el hielo.
Estos y muchos más pasos son los que México ha dado en las atmósferas olímpicas. Hoy en su primer centenario, el COM es dirigido por primera vez por una mujer: la ex clavadista y medallista mundial Marijose Alcalá, quien en el verano de este 2023 verá su primer reto en un escenario deportivo, tanto en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador, como en los Juegos Panamericanos De Santiago de Chile; además de preparar las logísticas de la Delegación Olímpica Mexicana que competirá en los Juegos de Paris 2024 y entre ello, lidiar con los conflictos que algunas Federaciones Deportivas Mexicanas (Ciclismo, Atletismo, Deportes Acuáticos, Tiro con Arco) tienen con sus respectivas Federaciones Mundiales, las diferencias con la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte o la creación de estrategias para la captación de recursos.
Pese a estos u otros obstáculos en el camino, más y más nombres seguirán sumando sus historias a los pulsos del Movimiento Olímpico Mexicano, para inspirar, alentar y llenar de energía a un México cada día más escéptico pero también más ávido de figuras que iluminen los caminos hacia nuevos retos por conquistar.
Llamar “deplorables” a presidentes y primeros ministros de naciones en la Unión Europea es uno de los duros recuerdos con los que se quedará Thomas Bach, el primer presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), que sale de la diplomacia para señalar abiertamente a los líderes de la política mundial.
A menos de 500 días de los Juegos Olímpicos de Paris 2024, Thomas Bach anunció que el Comité Ejecutivo del COI ha propuesto que los atletas de Rusia y Bielorrusia puedan competir en la justa parisina del próximo año, con cuatro condiciones:1. No pertenezcan al ejército o a agencias de seguridad de sus respectivos países. 2. No apoyan la invasión a Ucrania. 3. No utilicen ningún distintivo o insignia de sus naciones (no banderas, no himnos, no escudos), y 4. Compitan como “Atletas Neutrales”.
Esta decisión indignó a los líderes de más de 36 naciones que, semanas antes, firmaron una carta para oponerse a la presencia de rusos y bielorrusos en Paris 2024 y después de que el COI respondió con abrirle la puerta a los atletas de estos países, bajo los tres términos ya mencionados.
El derrumbe diplomático entre el COI y estaa naciones (entre ellas Estados Unidos, Inglaterra, Alemania o Canadá) decantó en que Bach dijera:
“Es deplorable ver que algunos gobiernos no quieren respetar a la mayoría en el interior del Movimiento Olímpico y a todas las partes interesadas en él en el mundo (…) es deplorable que estos gobiernos no quieran ver la doble moral que hemos enfrentado previamente, porque no hemos visto ni un solo comentario de ellos respecto a la participación de atletas cuyos países están implicados en otras 70 guerras o conflictos armados en el mundo (…) Pero es más deplorable que hagan caso omiso de la clarísima declaración de los dos relatores especiales del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, cuando en otros casos piden que se les respete”.
Thomas Bach presidente del COI
Ese punto es para Bach. Es cierto que nadie sancionó a Estados Unidos durante la invasión a Afganistán, ni tampoco a Rusia en la ocupación a Georgia.
Hoy en día tampoco causa indignación el eterno duelo entre Corea del Sur y Corea del Norte (propiciado por Rusia y Estados Unidos, por cierto); ni hay posicionamiento alguno ante el añejo conflicto entre los vecinos: Israel y Palestina; tampoco molesta que participen en los Olímpicos Etiopía y Sudán, pese a la intervención militar en Tigary; ni hay señalamientos hacia la Guerra Civil Yemení, con intervención de Arabia Saudita; la responsabilidad compartida entre España y Marruecos por la situación en el Sahara Occidental; así como las antiguas hostilidades en torno al Alto Karabaj, que involucran a Azarbayán, Armenia y Artsaj. En estos y muchos más episodios bélicos del mundo nadie ha protestado.
Si bien el discurso de Thomas Bach es inclusivo, también es incongruente, pues en febrero del 2022, con el inicio de la invasión rusa a Ucrania, fue el propio Bach, como presidente del COI, el que pidió a las Federaciones Deportivas Internacionales que excluyeran de sus eventos a los atletas rusos y bielorrusos (en algunos casos se mantuvieron en competencia, pero sin el uso de sus insignias nacionales, como la pelea de Saúl ‘Canelo’ Álvarez vs. Dimitry Bivol o en distintas etapas del tenis profesional).
¿Doble moral olímpica?
Sin embargo, al interior del propio COI podría revelarse que también existe una doble moral, pues en su Comité de Etica está la ex garrochista rusa, multimedallista olímpica y mundial, Yelena Isinvayeba, quien a la vez tiene un cargo en el Ejército Ruso y es por ello que el Comité Ejecutivo del COI pide revisar a detalle el impacto que tienen las decisiones de Bach hacia el exterior, y primero ver en el interior de su propio organismo; es decir: dejar de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio.
El COI quiere ver a atletas rusos, pero no su bandera.
Hoy, Thomas Bach y su dirigencia en el COI están en la delgada e incómoda línea que sale de zona diplomática, pues por un lado Rusia le acusa de ser un “agente que trabaja a favor de Estados Unidos” -porque ¡cómo se iba a acabar la Guerra Fría hace 34 años!- pero al otro lado de la trinchera, Ucrania lo acusa de estar “del lado de Moscú”.
Bach y Voldomir Zelenski, presidente de Ucrania.
Daños colaterales a ucranianos
La decisión no está tomada. El COI ha expuesto su propuesta y ahora será votada con las Federaciones Deportivas Internacionales que forman parte del calendario de competencias de los Juegos Olímpicos (como atletismo, deportes acuáticos, gimnasias, judo o surf) y así se tomará la decisión final, mientras Paris 2024 alista su casa para recibir una fiesta que, sin siquiera haber comenzado, ya es controvertida.
Aún antes de que se haga oficial la situación de atletas rusos y bielorrusos, ya hay un castigo: el gobierno de Ucrania anunció que los atletas de su país no participarán en ningún evento clasificatorio a los Juegos Olímpicos de Paris 2025 en el que estén registrados atletas rusos o bielorrusos, aun cuando sean llamados ‘Atletas Neutrales’.
Oleg Nemichov, miembro del Comité Olímpico Ucraniano y Secretario del Gabinete de Ministerios de Ucrania, hizo este anuncio y agregó que aquellas Federaciones Deportivas Ucranianas que no se apeguen a esta decisión también serán castigadas (con disminución de recursos o la petición de renuncia de sus titulares, por ejemplo).
Así, los Juegos Olímpicos que, hace más de 100 años hizo renacer un filántropo y romántico Barón Pierre de Coubertain -quien soñó con ver a la humanidad reunida en paz, solo por el deseo de compartir la lucha heroica del esfuerzo, sin importar quién sería el dueño de la victoria- se han transformado en todo lo que él no deseaba: un evento comercializado, vestido de marcas, vendido al mejor postor televisivo, que se ha corrompido por asignar medallas (como sucedió en el boxeo en Río 2016) y en el que la Tregua Olímpica de la Antigua Grecia no cabe más.
A 500 días de los Juegos Olímpicos de Paris 2024, México enfrenta el ciclo olímpico más turbulento de su historia… pese a ello ¿habrá medallas?
El terreno olímpico de México se encuentra en la condición más inestable, de su historia. A 500 días de los Juegos Olímpicos de Paris 2024, son diversas las incógnitas del desempeño de la Delegación Mexicana en la Ciudad Luz y el reloj inició una imparable cuenta regresiva en la que los resultados de los deportistas van mucho más allá de una preparación religiosa y su esfuerzo personal.
Diferencias ‘extra cancha’
En este ciclo olímpico por primera vez dos de los tres organismos deportivos más importantes de México son dirigidos por mujeres: la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) por la medallista olímpica en atletismo Ana Guevara y el Comité Olímpico Mexicano (COM) por la medallista mundial en clavados Marijose Alcalá; aunque este es un importante paso histórico para la administración deportiva femenil en México, las diferencias políticas e ideológicas de cada titular han decantado en esfuerzos independientes y no coincidentes por el mismo fin: ver el mejor desempeño de México en Juegos Olímpicos.
Marijose Alcalá y Ana Guevara.
Las mayores discrepancias estriban en su accionar ante las Federaciones Mexicanas de Natación, Atletismo y Ciclismo.
En el primer caso, su titular, Kiril Todorov, fue desconocido por World Aquatics (Federación Internacional de Deportes Acuáticos), decisión que apoyó el COM y por ello promueve la operación de una Comisión Estabilizadora; sin embargo, la Conade mantiene el apoyo a Kiril Todorov.
En el segundo caso: la Conade denunció a Antonio Lozano, por recibir dinero del gobierno para apoyar al atletismo mexicano, pero este a cambio entregó facturas falsas por más de 4.8 millones de pesos; al cometer peculado quedó inhabilitado para presidir el atletismo nacional y para recibir recursos públicos y a pesar de ello, el COM respalda a Lozano.
En ciclismo la Unión Ciclista Internacionaldesconoció a Edgardo Hernández como presidente de la Federación Mexicana de Ciclismo y Conade apoya el fallo, pero el COM se perfila por Edgardo.
A este escenario hay que agregarle una pieza: además de dirigir el COM, Marijose Alcala dirige la Comisión de Deporte en la Cámara de Diputados (legisla desde la bancada del Partido Verde Ecologista de México) y es ésta junta la que presenta la propuesta presupuestal de cada año a la Comisión de Hacienda.
¿Y los recursos?
Además de las diferencias en las rutas políticas que trazan, hay que agregar la situación presupuestal. En 2019, tras la cancelación de los fideicomisos públicos, se eliminó también el fideicomiso Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento (Fodepar) que, si bien tenía vicios corregibles, de él dependía la compra de material deportivo, pago de campamentos y competencias o pago de equipo multidisciplinario (entrenador, fisiatra, psicólogo).
Hoy, el recurso federal etiquetado para este fin no solo se redujo, además llega más lento a sus beneficiarios, pues a inicios del 2023 hay entrenadores que no habían recibido el pago de los últimos siete meses de trabajo del 2022.
Ello se suma al ‘freno de mano’ que ya padecía la administración deportiva federal, al tener recursos a cuenta gotas en deportes como: atletismo, boxeo, judo, lucha, natación o polo acuático. Pocas son las disciplinas que se sustentan de la Iniciativa Privada, como el basquetbol varonil, donde el empresario Carlos Lazo destinó recursos propios a la Selección Nacional que recién clasificó a la Copa del Mundo de la FIBA 2023.
La pandemia apresuró todo
La condición similar para todos en el mundo es la pausa por la pandemia de COVID-19, que desfasó la realización de eventos y encausó la reprogramación de los calendarios de rendimiento de los atletas, aunque retrasó los Olímpicos de Tokio 2020, al 2021, para 2023, el año preolímpico tendrá todas las justas con diferencia de meses: Juegos Centroamericanos y del Caribe (San Salvador, El Salvador); Juegos Panamericanos (Santiago de Chile, Chile), además de Campeonatos Mundiales en cada disciplina, que ofrecerán plazas olímpicas a Paris 2024.
¿Qué puede lograr México en Paris 2024?
Entre estas condiciones, Mexico avanza con ‘freno de mano’ hacia los Juegos Olímpicos y a pesar de ello, si hay oportunidad de subir al podio entre dos y cinco veces, pues en algunos deportes las condiciones administrativas, políticas y financieras fluyen con mayor agilidad, entre ellos destaca el taekwondo.
El taekwondo, que es el deporte que más recursos públicos recibió en el ciclo olímpico pasado, vio la caída más dolorosa de su historia pues en los Juegos de Tokio 2020 el país no subió ni una vez al podio en este deporte de combate, después de hacerlo de forma consecutiva desde los Juegos de Seúl 1988 (como deporte de exhibición) y ya después a partir de Sidney 2000 (cuando se incorporó al programa olímpico), hasta Río 2016.
Pese al descalabro, en el Campeonato Mundial de Taekwondo de Guadalajara 2022el anfitrión ganó seis medallas: tres oros con Daniela Souza (-49kg.), Leslie Soltero (-67kg.) y Carlos Sansores (+87kg.), además de una plata de César Rodríguez (-54kg.) y los bronce de Brandon Plaza (-58kg.) y Bryan Salazar (-87kg.). Los tres oros del taekwondo mexicano se lograron en divisiones donde nunca antes había triunfado México, por lo que esta nueva generación tiene perspectivas al podio de Paris 2024. (Recordemos que el taekwondo en Mundiales tiene ocho divisiones por rama y en Juegos Olímpicos se conjugan pesos para tener cuatro categorías para hombres y cuatro para mujeres).
Daniela Souza y su entrenador Abel Mendoza.
El tiro con Arco con la sonorense Alejandra Valencia y Luis ‘El Abuelo’ Álvarez, que ganaron bronce en la prueba mixta de Tokio 2020, al lado de la Subcampeona Olímpica Aida Roman (plata en Loneres 2012) comandan a una nueva generación entre arcos y flechas.
Mientras en atletismo, pese a los rasgos financieros y administrativos en su federación, el nivel de la marchista Alegna González, al ser 5ª en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, 4ª en la Copa del Mundo de Muscat 2022 y 7ª en los Mundiales de Oregon22 la perfilan para estar entre las ocho primeras de los 20km de marcha atlética.
Mientras en levantamiento de pesas, la Subcampeona Panamericana y medallista mundial Aremi Fuentes ganó bronce olímpico en Tokio 2020 y prácticamente a mil días de los Juegos de Paris 2024 ya estaba entrenando para regresar al podio en la división de -75kg.
En tanto los atletas sepan enfrentar la intrincada situación administrativa que viven los deportes acuáticos en México, en la disciplina de Clavados se mantienen las posibilidades, junto con el ciclismo mexicano que cierne sus mayores posibilidades en el velódromo; estos dos, al lado del deporte que inventó el Baron a Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos Modernos: el Pentatlón Moderno.
Si en Paris 2024 Mexico no ganase ni una medalla, se repetiría un hecho que el país no vive desde Ámsterdam 1928 y que solo ha sucedido dos veces, en la participación histórica de Mexico: primero justo en Paris 1924 y después en Ámsterdam 1928. Pero más allá del dato, el trago amargo podría a su paso dejar tanto mal sabor como fortalecimiento y sería la inflexión hacia la renovación (y en algunos casos la creación) de un modelo deportivo…y no, al decir esto no deseo que México se quede sin ganar medallas.
Es más difícil que México no toque ni un podio olímpico, a que sí lo haga y por ello, pese a las condiciones en que llega el deporte mexicano al cierre de este ciclo olímpico, si las medallas caen, sucederá algo a la vez tan bueno como malo; en lo bueno, se premia al esfuerzo del atleta y los lustros que dedicó a consumar su sueño; en lo malo, sobre sus logros se justifica la operatividad del ‘sistema’ del deporte, sin priorizar una necesidad de mejorarlo.
En más de 120 años, solo mil 792 mexicanos han pisado un escenario de Juegos Olímpicos, un selecto y pequeño grupo que refleja lo difícil que es clasificar a la justa.
No es fácil tener mil 792 olímpicos en la historia de nuestro país que hoy tiene más de 130 millones de mexicanos. Es un gran honor y más festejar 100 años de la creación de esta institución que ha dado más que campeones a México: también desarrollo a través de unos Juegos Olímpicos en 1968”.
Marijose Alcalá Dirigente del Comité Olímpico Mexicano.
Los primeros mexicanos que compitieron en unos Juegos Olímpicos fueron los hermanos Manuel, Eustaquio y José Pablo Escandón y Barrón en la edición de Paris 1900; también fueron los primeros mexicanos que subieron al podio con el bronce en el polo hípico.
“¡En toda la historia son 110 mil hombres y mujeres Olímpicos a nivel mundial, en una población que actualmente oscila en los 8 mil millones de habitantes! Es una situación muy privilegiada ser Olímpico, se reconoce que para ser participante se debieron pasar muchos procesos y cada vez es más difícil lograrlo”, compartió el Subcampeón Olímpico de Lucha, Daniel Aceves.
1792 Mexicanos han competido en 24 ediciones de Juegos Olímpicos: 1746 en las ediciones de verano y 46 en las de invierno.
Pero detrás de las cifras se esconde un mundo posterior al resplandor olímpico. Los años de entrenamiento y preparación en busca de clasificar a unos Juegos Olímpicos se transforman en: lesiones permanentes, no contar con acceso a seguridad social o pensión y además, en las generaciones olímpicas del siglo XX la mayoría de los atletas debió elegir entre hacer carrera deportiva o carrera académica, lo que decantó para muchos en no contar con las herramientas profesionales para crear una vida después del deporte.
“Una de las preocupaciones es dar dignidad a las olímpicas y los olímpicos. Muchos no tienen acceso a un empleo digno y tienen problemáticas socioeconómicas. Queremos tender puentes de apoyo porque han otorgado su esfuerzo para representar México«, agregó Aceves Villagrán, quien dirige la Asociación de Olímpicos Mexicanos, un organismo sin fines de lucro que busca enaltecer los valores del Olimpismo y recordar a los casi mil 800 atletas que en más de 100 años han llevado a México al escenario Olímpico.
Se requiere hacer una dignificación de los Olímpicos Mexicanos porque somos un sector social que puede y quiere seguir sirviendo a Mexico de muchas formas
Daniel Aceves Subcampeón Olímpico de Lucha en Los Ángeles 1984
El debut de México en la Copa del Mundo Qatar 2022 será ante Polonia, un conjunto que en solo nueve participaciones ha alcanzado el tercer puesto en dos ediciones: Alemania 1974 y España 1982, pero años antes de hacer brillar su fútbol, compartieron el fulgor de su metodología deportiva para que México también viviera sus propios destellos en escenarios olímpicos y mundiales y al menos ocho especialistas en ciencias del deporte viajaron desde su natal Polonia hasta el otro lado del mundo a entrenar a chicos desconocidos para ellos y también para México…pero con su apoyo, dedicación y paciencia, sus nombres entrarían a la lista de las figuras imborrables en la historia nacional.
En los Juegos Olímpicos de México 1968 surgieron los primeros capítulos de éxito en la relación deportiva de México y Polonia. El boxeo mexicano ganó cuatro preseas, dos de ellas los oros de Ricardo Delgado y Antonio Roldán, con los dos bronces de Agustin Zaragoza y Joaquín Rocha; los cuatro pugilistas hicieron historia bajo las instrucciones de los entrenadores polacos Casimiro Mazek y Enrique Nowara (quien estuvo en México hasta 1971 y enfiló parte del rumbo amateur del boxeador Alfonso Zamora, que en los Juegos de Munich 1972 fue el único mexicano que ascendió al podio olímpico, con una presea de plata).
Durante los Juegos de México 1968 hubo un resultado histórico: el mundo vio por primera vez a una mujer mexicana en un podio olímpico: la esposa, madre y floretista Campeona Panamericana Pilar Roldán se colgó la única medalla olímpica que ha ganado la esgrima nacional y en la etapa más importante de su preparación hacia ese podio, Pilar trabajo en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano con el apoyo del técnico Jerzy Buczak, quien no encontró limitantes alguna en nación, género o maternidad y trabajó duro con la mexicana hasta verla cumplir la meta que deseaba desde Tokio 64, aquí los detalles de su increíble historia.
En esos Juegos de 1968 el país local ganó su primera medalla olímpica en marcha atlética: el Sargento José Pedraza se colgó la plata en los 20km marcha, con la ayuda del entrenador polaco Jerzey Hausleber (con quien comenzó a trabajar en el verano de 1966) un técnico que en más de 35 años de esfuerzo directo con los atletas, contribuyó a que México colectara casi 120 preseas en Juegos Centrocaribeños, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos o Campeonatos Mundiales de Atletismo, además de romper en 15 ocasiones los récords mundiales de distintas distancias de la caminata atlética. Hausleber Roszezewska fue el técnico que innovó con los entrenamientos en alturas superiores a los 4 mil metros sobre el nivel del mar y con su metodología se volvió artífice de leyendas como: Daniel Bautista, Ernesto Canto, Carlos Mercenario, Bernardo Segura, Noé Hernández o Joel Sánchez; todos ellos medallistas olímpicos de marcha atlética y por ello recibió el premio a la ‘Orden Mexicana del Águila Azteca’, que se concede a extranjeros que ofrecieron su esfuerzo para el desarrollo nacional, después se naturalizó mexicano y ganó además el Premio Nació al de Deportes.
Junto con Hausleber, llegó también a México en 1966 el entrenador Stanislaw Poburka para entrenar al equipo olímpico de voleibol varonil que no logró ganar ningún encuentro en el torneo de los Juegos de 1968, pero que contribuyó a sembrar la semilla que hizo crecer el deporte hasta tener talentos de exportación hacia Europa (como: José Luis Martell, Tomás Aguilera o Pedro Rangel). A sus 92 años de edad, Pobruka reside en Polonia.
Pero otro de los talentos polacos que llegó a México y se quedó aquí hasta su último aliento fue Tadeusz Kepka. Ambos, Hausleber y Kepka arribaron al país tras un contrato emitido por José de Jesús Clark Flores, entonces vicepresidente del Comité Olímpico Mexicano y en el caso de Kepka, su labor se enfocó en pruebas de fondo. Tadeusz -que hablaba fluido inglés, francés ruso, español y hasta latín- comenzó el arduo trabajo con una generación en la que estuvo el destacado Juan Máximo Martínez (qepd), único mexicano que se ubica en 4º sitio en dos distintas pruebas de unos mismos Juegos Olímpicos: en México 68 se quedó a un paso de las medallas tanto en 5,000m, como en 10,000m; con el también entrenó el medallista panamericano Mario ‘El Sope’ Pérez quien hizo los orígenes de la pista que lleva su apodo en la 2ª Sección de Chapultepec y aquí está la historia de este sitio y su creador.
Después, Kepka desarrolló el talento de Rodolfo Gómez, quien ganó maratones como Tokio o Atenas, fue dos veces 2º en el Maratón de Nueva York y también corrió el 42k en dos ediciones olímpicas: 1976 y 1980. Más tarde el mismo Rodolfo se volvería un destacado entrenador. Pronto llegó a manos de Kepka el talento de Arturo Barrios, el único mexicano que ha roto un récord mundial en pruebas de fondo (10,000m 27.08.23, Berlín 1989) y fue el primer hombre del mundo que hizo un 21k en menos de una hora. Con sus conocimientos, sus interminables cuadernos con estadísticas y su extraordinaria memoria, Tadeusz contribuyó a ver Subcampeón Mundial de maratón a Dionicio Ceron y también guió el trabajo que acumuló en sus piernas el veracruzano Germán Silva, dos veces ganador del Maratón de Nueva York y finalista olímpico del 42k en Atlanta 1996. Además se encargó de dirigir la preparación física de árbitros de fútbol mexicano. Antes de su último aliento, recibió a su último alumno destacado: el multimedallista panamericano y doble finalista olímpico Juan Luis Barrios.
A principios de la década de los 80 regresó a México con contrato en mano Andrzej Piotrowski (quien había venido a la capital del país en los Juegos de México 68 como parte del equipo polaco) y tendría por labor desarrollar los talentos en velocidad; entre otros, guió a Mayra González (400m), Óscar Juanz (400m vallas) y al sonorense Alejandro Cardenas quien practicaba la prueba combinada de decatlón y en 1999 se convirtió en la primera persona de México que ganó una medalla mundial en pruebas atléticas de velocidad: 400m y subió al podio con el bronce, al lado de la leyenda de las pistas, el estadounidense Michael Johnson. Hausleber, Kepka y Piotrowski estudiaron juntos en la Academia de Educación Física de su natal Varsovia. Antes de llegar a México Piotrowski entrenó a Irena Szewinska, Campeona Olímpica en México 68 en 200m y quien poseyó los récords mundiales de 100m, 200m, 400m y 4x100m.
Antes de ser entrenador, Piotrowski buscaba incursionar como actor en su natal Varsovia, pero migró a la Ciudad de México a desarrollar talentos deportivos. Hoy es el único de todos ellos que sigue viviendo en México.
La última en migrar de Polonia a México fue Wanda Panfil, considerada la mejor corredora de fondo del país, quien ganó majors como Nueva York o Londres, ademas de ser Campeona Mundial de Maratón en 1991 y fue así la primera y hasta hoy única Campeona Mundial del 42k nacida en Polonia. Wanda es la única de los ocho técnicos que aún se mantiene activa como entrenadora y apoya a distintos atletas como Vianey de la Rosa, olímpica en Río 2016.
Polonia, con el intelecto, la dedicación, la exigencia y, en casi todos los casos, con el ácido humor de sus técnicos, llevó a la gloria a atletas mexicanos que pusieron también intelecto, dedicación y exigencia en mancuernas que engrandecieron a México y crearon legados invaluables hasta hoy.
Cierra los ojos, se concentra, inhala profundo y al despegar los párpados corre a máxima velocidad para saltar de una techumbre, hacer un giro y caer en el siguiente edificio. ¡Lo logra! Le aplauden y cortan la toma. Así pasó Ella Bucio los últimos cinco años de su vida: como doble de acción, hasta que decidió hacer una pausa laboral de tres meses para cultivar un sueño: dedicar cada hora de cada día a hacer parkour hasta que logró convertirse en la mejor del mundo.
A sus 25 años, Ella ahorró lo de un lustro de trabajo como stuntman, un oficio de riesgo que implica representar a un personaje ficticio en escenas de acción, para dedicarse enteramente a sí misma, a escribir con esfuerzo, disciplina y valor el guión de su propia historia a practicar cada día, mejorar cada elemento y costear sus primeras competencias internacionales.
Mientras trabajaba, pasé meses sin poder entrenar parkour, por lo que mi progreso en esos cinco años fue lento y frustrante. Yo sabía que un día podía ser la mejor, pero no tenía tiempo para entrenar lo suficiente
Ella Bucio. Campeona Mundial de Parkour Freestyle.
En 2022 salió a representar a México por vez primera: fue a las Copas del Mundo de Montpelliere, Francia y de Sofía, Bulgaria, con el corazón adolorido al ver el gran talento mexicano que no sale del país a causa de los pocos apoyos para brillar en otras tierras.
“En todo este proceso, el coraje ha sido mi principal motor, mientras lloraba camino al aeropuerto, me dije: “voy a ganar esta mie*””, aseguró antes de tomar el vuelo por la conquista de Europa.
Se lo dijo y se lo cumplió. Ella ganó oro en la modalidad de freestyle en Francia (con 21.500 puntos) y oro en Bulgaria (también con 21.500). A pesar de nunca antes haber entrado al circuito, hoy es además la líder del ranking mundial de la temporada, además en la prueba de velocidad se ubica en cuarta posición en la lista del orbe de esta campaña.
Pero el preludio en su historia de éxito comenzó muchos años atrás, cuando la gimnasia artística y ella se fundieron en horas y horas de continua práctica.
“Toda la vida hice deporte, incluyendo muchos años de gimnasia. Después conocí a algunos chicos que practicaban parkour y me dijeron que podría ser buena en este deporte. Como doble de acción entre más cosas sepas hacer, tienes mejor condición y tienes más habilidades, por eso acepté…luego me di cuenta que la gimnasia era algo más estructurado: vas y practicas elementos que muchos otros ya han hecho antes, pero el parkour siempre está retándote a crear tus propios elementos”, analizó Bucio.
Con esa perspectiva, sus ahorros, la experiencia de escuchar dos veces el Himno Nacional y su creatividad en competencia, Ella llegó a Tokio, Japón, a la primera edición del Campeonato Mundial de Parkour, donde comenzó en las clasificatorias con 26.000 unidades (13.000 en ejecución y 13.000 en dificultad). En la final, Ella fue la única representante de América y en ella añadió .500 a cada criterio, para totalizar 27.000 puntos, a 2.000 de la japonesa Hanaho Yamamoto (25.000) y 2.5 de la checa Adela Merkova (24.500) que se quedaron plata y bronce de forma respectiva.
“Tengo muchos sentimientos por ahora. ¡Las otras chicas son tan buenas! Para mi es difícil sentirme tan competitiva como ellas, porque todas son tan talentosas. Todas merecen ser reconocidas”, comentó la capitalina de 25 años de edad, quien consumó el sueño de lograr la primera conquista en el mundo del Parkur, un deporte que busca debutar en Juegos Olímpicos pero no lo hará en Paris 2024, pese a que fue justo en Francia donde nació esta exigente disciplina que combina los ejercicios de la gimnasia artística, con los retos que implican los implementos que se encuentren en la calle.
Con la ciencia del peligro
Ella tiene una gran pasión por el deporte y la ciencia y por ello, en el costado derecho de su torso lleva un tatuaje que así lo indica.
“Me hice un tatuaje de la molécula de la adrenalina porque en mi vida he tenido siempre dos pasiones: una que es el deporte, por el asunto de la adrenalina que me encanta, y otra es la ciencia que siempre me ha gustado muchísimo. Si no me hubiera dedicado al deporte, probablemente ahorita estaría trabajando en un laboratorio”.
Disfruto mucho escribir. Es una especie de terapia para ponerme atención y darme tiempo de comprender mis emociones, reflexionarlas y actuar con más inteligencia. Sin embargo, si soy honesta, suelo escribir mucho sobre otras vidas y para otras personas; pocas veces escribo algo propio o para mí y a pesar de ello, hoy empiezo a notar que escribir adquiere un toque fantástico.
Creemos que escribir es un acto casi extinto, aunque lo hacemos más que nunca para entrar en contacto con alguien vía WhatsApp, por ejemplo y también leemos más que antes, pues aunque no sean libros, sí ojeamos publicaciones en redes sociales como Facebook.
Damos mucho hacia los demás en escribirles o dedicar lecturas a los mensajes que nos envían, pero no muy seguido nos atrevemos a entrar a la casa de nuestras emociones y deseos para enfrentarlos y entenderlos.
En estos días de confinamiento, me he acercado a algunas líneas de la Katy que escribía a los siete años de edad, de la que, con sueño, cansancio y hambre, ya planificaba una meta nueva, o de la que se propuso un reto que logró cumplir.
De entre las líneas que más me gustan, está esta hojita azul. Entonces trabajaba en el Diario Deportivo Récord, vivía en Coyoacán (al sur de la Ciudad de México) y casi a diario debía ir al Centro Deportivo Olímpico Mexicano, CDOM, (al norte de la capital y que colinda casi con el municipio de Naucalpan, Estado de México). El traslado implicaba poco más de una hora si me iba por la Línea 2 del metro: desde la estación General Anaya hasta Toreo o Cuatro Caminos eran 23 paradas y de allí salía para tomar un transporte hacia el CDOM.
Además, el camino era largo desde la estación Toreo hasta el autobús. Había entre ambos puntos muchos puestos ambulantes y en uno de ellos me detuve a comprar una pequeña libreta. Era un lunes de diciembre de 2004. Era mi cumpleaños y en ese momento no sé por qué consideré que mi libretita sería un buen “autorregalo”, así que en la primera página me escribí una dedicatoria.
No diré, como Alejandro Jodorowski, que estas líneas se trataron de psicomagia, no fue así. Trabajé muy duro, me esmeré muchísimo y estudié a conciencia.
Exactamente ocho meses después de escribir esa carta, el 13 de agosto de 2005, bajaba del avión que me llevó desde Ámsterdam hasta la capital de Finlandia: Helsinki, donde tuve la gran oportunidad de cubrir los Campeonatos Mundiales de Atletismo, en los que Ana Guevara ganó la última de sus tres medallas mundiales (bronce en 400m), el ecuatoriano Jefferson Pérez conquistó un oro (20km marcha), Yelena Isibáyeva iniciaba el reluciente brillo de su nombre en el mundo (ganó oro y récord en salto con pértiga), Kenenisa Bekele siguió la estela hacia un camino de leyenda (ganó oro en 10,000m) y Usain Bolt tocó por vez primera las mieles mundialistas aunque se lesionó en la final de 200m…un sinnúmero de cosas más sucedieron y otras tantas viví yo. Tal como me lo escribí en esa carta: ¡Llegué allí!
El Estadio de Helsinki recibió las competencias de atletismo de los Juegos Olímpicos de 1952.Se puede subir a la torre de más de 50 metros se altura.Con mi amigo Arturo Xicoténcatl en la escultura del gran Paavo Nurmi.Minutos antes de la final de 100m que ganó Justin Gatlin de EUA.A todos los reporteros nos dieron un dorsal para participar en la carrera de medios, en la disrancia de 800m.
Después me dio por el gusto de enviar postales. Enviaba postales a mi familia desde donde estuviera. Al llegar, después de instalarme en el hotel, lo primero que preguntaba era la ubicación del servicio postal y si en el camino se atravesaba alguna tarjeta con una foto linda del lugar en el que estaba, la compraba para escribir en la noche, al terminar de trabajar.
Casi siempre bajaba del vuelo de regreso a México y mis postales aún no llegaban a casa; muchas se perdieron en el camino, pero de las que escribí y lograron llegar al destino final, me mandé a mi ésta, en la madrugada en que se clausuraron los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, Brasil, en 2007.
Aquí no hubo un ‘proceso mágico’ pues aunque lo escribí, lo deseaba y trabajé muy duro por ello, no llegué a China. No fui a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y, por doloroso que fue trabajar tan duro por seis años continuos y no lograrlo, decidí que esa ausencia en mis metas no definiría mi camino, que podría crecer aún más y con nuevas oportunidades de llegar a nuevas experiencias. Los sueños no han parado.
Tampoco se detuvieron las cartas. A veces a las 2:00am al terminar la jornada laboral, me daba algun tiempo para mandarme un mensaje, como este, a punto de iniciar los Juegos Centrocaribeños de Veracruz 2014.
Desde el pasado, me he mandado algunas líneas, pero muy a mi favor, he recibido muchísimas más.
Todas, desde que aprendí a escribir, las tengo guardadas en una canasta cuyo destino ya dije, pues quiero que esta canasta acompañe mi funeral, por si alguien gusta leer alguna.
Entre las reliquias que conservo, está el plan de una misión. Yo tenía nueve años y con mis amigos Ricardo y Fernando planificábamos que, al crecer, viajaríamos al Triángulo de las Bermudas y tras un sinnúmero de investigaciones (preguntando a nuestros papás y leyendo revistas, que eran nuestras máximas fuentes de información) concluimos que necesitaríamos un montón de cosas, algunas incluso las deberíamos inventar. Cuando teníamos un proyecto “más o menos claro” un día llegó Ricardo con dos hojas en las que plasmó todas nuestras ideas del viaje y aún lo tengo porque uno no sabe si en alguna emergencia se pueda necesitar de esta información anticontingencias. (De mi amigo Ricardo siempre me sorprendió su gran talento para dibujar en una época donde no se sabían valorar las virtudes artísticas, pues con frecuencia la maestra lo humillaba por no entender matemáticas; por suerte, él vivía en un mundo mucho más creativo y elevado que esos insultos).
En fin, que escribir es un placer que nos merecemos muy seguido y entre la distancia, hoy es un buen momento para expresar lo que sentimos a quienes queremos, estén cerca o lejos o para escribirnos a nosotros también. Puede doler, pero también puede sanar.
El tiempo le irá dando más valor a nuestras letras, podremos escribirnos nuevas cartas y cuando llegue el futuro y reencontremos nuestros textos, entre sonrisas y lágrimas nos sorprenderá descubrir quiénes éramos cuando nos dejamos ese mensaje y hacia donde avanzan nuestras líneas, con un nuevo recado por dejar.
En 2005, un chico espigado corría en la pista cuando algo interrumpió su paso: una lesión. Me dio tristeza. El más joven en la Final Mundial de Helsinki, Finlandia en los 200m y candidato al podio, veía alejarse al resto de los velocistas…pero no se detuvo y cruzó la meta más de seis segundos después del ganador.
Lo vi llegar desilusionado y harto de vivir la misma historia que el año anterior en los Olímpicos de Atenas 2004; una lesión tras otra, en momentos cúspide de su carrera. Algo cambió en él y en 2007 ganó su primera medalla mundial: plata en 200m y al año siguiente, tres oros olímpicos en Beijing 2008*. Un buen amigo que estuvo en el palco principal, me contó cómo a Jacques Rogge -entonces presidente del Comité Olímpico Internacional- le molestó que ese chico bailara en su victoria, cómo rompía la 4ª pared con tal autenticidad para usar esa cámara que lo grababa e interactuar con las 80 mil personas que lo veían en el estadio, más los millones que lo seguían en transmisiones.
“No se burla de nadie. Sólo es un niño….¡y es caribeño! Ese fue un acto de alegría y no de una malinterpretada soberbia”, le comentaron al dirigente.
En ese momento nació una nueva manera de ver a los deportistas: cada atleta adquirió una postura personal, ya no eran estoicas piezas en acciones biomecánicas, sino chicos divertidos, que bailaban, que se emocionaban y que sabían llorar, gritar, aplaudir y jugar. La emoción y la personalidad de los atletas está más cerca desde entonces.
Volví a encontrar a aquel chico que corrió rengueando en Helsinki 2005. Era Berlín, Alemania, era el año 2009 y él era un ser distinto al atleta molesto que se lesionaba. Ahora era el centro de atención y sabía capitalizar los reflectores: corrió la final de los 100m y rompió el récord mundial con 9.85 segundos…y si el cansancio no era suficiente, además, descalzo hizo un baile para festejar.
Hubo un sinnúmero de estudios biomecánicos de su carrera de 100m, de los cuales aún tengo uno que descifra distintas cantidades: de pasos, extensión de zancada, aceleración máxima, resistencia a la velocidad. Un esfuerzo humano descrito en números…pero yo me quedé con su logro mental: superar las barreras de las lesiones y romper dos récords del mundo.
Un día después fui a la pista de calentamiento para entrevistar a los atletas mexicanos que estaban por competir. Grababa un video y algún inoportuno puso su mano en mi toma «¡heeeey!», dije sin quitar la vista de la pantalla y algo molesta, pero cuando levanté la vista, vi que era él, que era una de las bromas de Usain Bolt y que un poco apenado y a la vez risueño regresó, me pidió mi teléfono y nos tomó esta foto:
Días después, ganó oro, también con nuevo récord mundial, en los 200m: 19.19s.
El 21 de agosto de 2009, en el Estadio Olímpico de Berlín, durante la ceremonia de entrega de medallas de 200m, pasó lo inimaginable: 75 mil personas cantaron ‘Happy Birthday!’ y todo era para él, que cumplía 23 años, para él que sólo en momentos como esos se convertía en un hombre profundamente conmovido, un hombre de sonrisas nerviosas, incluso parecía introvertido.
Ese mismo año visitó la Ciudad de México y dio una charla en el llamado ‘Congreso Mundial del Deporte’ (del que no han finiquitado el pago por su asistencia, por cierto), sólo unas horas y fue suficiente para enloquecer a la gente.
Pero en 2011 lo vi enloquecer a él, por la rabia de sus actos, en Daegu, Corea del Sur. Las lesiones fueron decepcionantes capítulos de su carrera, pero esa vez un error fue lo frustrante, lo que le impidió ganar: Usain hizo una salida en falso con la que él mismo provocó su descalificación en la Final de 100m; el Estadio se sumió en un profundo “¡¡¡¡Ooohhh!!!!” y ese grito, como una bomba atómica, destruyó la expectante espera por verlo dominar el hectómetro, con él en el epicentro, como si un hoyo negro absorbiera millones de decepciones.
Pero esa frustración, ese coraje y esa desesperación contra sí mismo, contra sus errores y el aprendizaje de ellos, le hizo tomar la responsabilidad de los siguientes retos y de entre lo doloroso y negativo encontró esa motivación que le hizo ganar dos oros mundiales: en los 200m y con el relevo 4x100m.
El aprendizaje, su felicidad, su certidumbre y su esfuerzo hicieron más radiante su brillo. En Londres 2012 sin lesiones, sin errores y sin miedos, rompió un record olímpico y ganó tres oros…otra vez. En Moscú 2013 recuperó lo que había perdido en los Mundiales anteriores y tenía sus tres coronas en 100m, 200m y el relevo 4x100m de regreso.
Su historia siguió como la que nadie nunca había escrito: de nuevo oros mundiales en 2015 en Beijing, China y ese mismo año regresó a la Ciudad de México para abrir una tienda oficial de la marca que le patrocina. Hasta jugó una cascarita de futbol, pero lo más curioso fue verlo sufrir al subir cuatro pisos en las escaleras del Centro Comercial Liverpool, cuyo elevador estaba bloqueado. Aquí les comparto esa historia. Fue la última vez que lo encontré en persona.
Después de volver a ganar tres oros olímpicos en Río de Janeiro, Brasil, en 2016, anunció que su retiro sería en los Campeonatos Mundiales de Atletismo de Londres, Inglaterra, en 2017, en una nostálgica aceptación del ocaso.
Así avanzó la temporada del adiós, hasta que llegó el agosto de 2017.
El 5 de agosto, día en que se conmemoraban cinco años de que ganó aquel glorioso oro con récord de evento en los Juegos Olímpicos de 2012, Usain regresó a ese mismo tartán en Londres, Inglaterra, a la final de 100m en los Campeonatos Mundiales de Atletismo. Bolt no rompió el récord mundial, tampoco ganó oro: se quedó la presea de bronce, agradecido y melancólico por tantos años de brillo, mientras el nuevo monarca, el estadounidense Justin Gatlin se postró a los pies de la leyenda, que vivía el ocaso de sus días sobre la pista.
Usain se fue de los Mundiales de Atletismo, tal como llegó: con una lesión en los últimos metros, en el relevo 4x100m.
Parecía triste verlo acabar así, pero tirado en el tartán, llegaron todos los relevistas de Jamaica: Nesta Carter, Michael Frater y Yohan Blake, no solo para apoyarlo, en especial para acompañarlo y agradecerle por años y años de esfuerzo, alegrías, asombro, orgullo y en especial, de mucha valentía.
Usain siempre supo que lo acosarían los fantasmas de las lesiones, de los errores y del miedo; pero después de las dificultades de 2004, 2005 y 2011, eligió enfrentar cada competencia con lo máximo que pudo, sin dejar ni el 1 por ciento de su esfuerzo a la deriva, sin dudar por el momento en que le acechara un desgarre o un calambre, sin cuestionarse, sin victimizarse, sin pretextos, ni culpables; totalmente entregado a cumplir lo que él deseaba. Muy por encima de los miedos, se entregó sin límites a su deseo: convertirse en leyenda.
Si me he de llevar un momento de ese chico revolucionario de las pistas, es aquella noche del 21 de agosto en Berlín, Alemania, con miles de voces cantándole y festejando su cumpleaños y aquí un video de ese recuerdo.
En 2017 le retiraron el oro del relevo 4x100m por doping del velocista Nesta Carter.
El Estadio Azteca es uno de los inmuebles deportivos más icónicos del planeta. Es, con el Maracaná (1950 y 2014), los únicos que ha recibido dos finales de la Copa del Mundo de Futbol varonil. En México ’70 vio a Brasil coronarse tras ganarle a Italia por 4-1 y en México ’86, albergó otra victoria sudamericana: la de Argentina por 3-2 sobre Alemania. En medio de ambos torneos, recibió la Copa del Mundo Femenil de la FIFA de 1971, un evento que rebasó los contextos deportivos, para convertirse en una inflexión social que potenció la evolución de las mujeres en el deporte.
Llamarle Estadio ‘Azteca’ quizá era obvio, pero hubo alguien a quien se le ocurrió primero que a nadie…y no fue un arquitecto, ni un dirigente deportivo; ni tampoco un empresario que financiara su creación.
Este video es para @Rowino_Potter que siempre está pendiente de esta cuenta de TikTok🙌🏽🤩🤗 . PD. El cantante Andrés Calamaro compuso la canción de fondo para el #EstadioAzteca @FIFA #Futbol#CdMx#ParaTi#Historia
PASEO DIGITAL. En este recorrio conoce más datos curiosos del Azteca.
En 1966, el Servicio Postal Mexicano emitió una convocatoria para bautizar el nuevo estadio que sería entonces el más grande del país y que estaba a punto de ser inaugurado. Era una época sin tecnologías digitales, sin Redes Sociales y en la que el uso del correo era mucho más frecuente de lo que es en el Siglo XXI.
En esta convocatoria, una de las reglas fue tomar en cuenta el nombre más votado y de éste, elegir a la primera persona que mandara la carta con su propuesta. El referente para conocer al primer remitente sería la fecha en que se marcó el sello postal sobre la misiva.
Antonio Vázquez Torres mandó el nombre ‘Azteca’ como propuesta y desde León, Guanajuato, mandó la carta que fue la primera en llegar a las oficinas del Servicio Postal Mexicano, en la Ciudad de México. Vázquez ganó el concurso y como premio recibió dos asientos en platea ¡concedidos por 99 años!
PRIMEROS AÑOS. El ‘Azteca’ tenía cuatro años de inaugurado cuando recibió la Copa del Mundo Varonil de Futbol, en 1970.
Ese primer nombre queda imborrable en su historia. Años después se buscó rebautizarle como Estadio ‘Guillermo Cañedo’, en honor al empresario y presidente de la Federación Mexicana de Futbol que en los ’60 comenzó una revolución por modernizar, profesionalizar e incluso internacionalizar este deporte en el país.
Llegó a ser vicepresidente de la FIFA y fue pieza clave para que México pudiese recibir las dos primeras Copas del Mundo de Futbol Varonil que ha organizado: 1970 y 1986; pero especialmente, su participación fue crucial para la creación del Estadio Azteca. Era justo inmortalizarle, pero en la costumbre nacional y mundial decirle ‘Estadio Azteca’ sigue siendo una tradición.
El estadio, creación de los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y Rafael Mijarez Alcérreca, requirió de más de 100 mil toneladas de concreto y más de 8 mil toneladas de varilla. Tiene un techo de acero laminado que no requirió columnas y permite ver desde cualquier punto de la instalación hacia el campo.
RÉCORD. Es el estadio que más partidos de Copa del Mundo varonil ha recibido, con 19…hasta ahora.
En su más de medio siglo de existencia el Estadio Azteca no sólo ha visto futbol. También ha abierto sus puertas para juegos de NFL; funciones de lucha libre (1983); la pelea de Julio César Chávez contra Greg Haughen en 1993, registrada como el encuentro de box más concurrido de la historia con un Récord Guinness de asistencia de 132 mil 274 personas; conciertos de Michael Jackson, Elton John, U2, Paul McCartney…y hasta un encuentro religioso, presidido por el Papa Juan Pablo II, en 1999.
El 29 de mayo del 2026 el Estadio Azteca no solo cumple sus primeros 60 años de existencia, también se alistará para convertirse para romper otro récord más: convertirse en el primer inmueble del planeta que recibe tres inauguraciones de la Copa del Mundo de Futbol Varonil, en el verano de ese mismo año; que será la primera sede compartida para América, al organizarla en coordinación con Canadá y Estados Unidos; evento rumbo al que, de nueva cuenta se le quiere imponer un tercer nombre, no asociado con el legado de su historia, sino con el uso comercial y etiquetarle bajo la marca de una institución bancaria mexicana.
A esos dos asientos que Antonio Vázquez consiguió en 1966 les restan casi 40 años de vigencia, para atestiguar las historias que están por escribirse en el eternamente bien nombrado por un aficionado, que habló en voz de los fans mexicanos, como ‘Estadio Azteca’.